lunes, 9 de abril de 2012

LA CONDENA COMO NEGOCIO

La agudización de la crisis y sus perniciosas consecuencias sociales, con la expulsión del sistema de millones de personas, la extensión de los recortes y desclasamiento entre las capas medias de las sociedades occidentales, unido a un incremento del rechazo social del pensamiento único del neoliberalismo imperante, conlleva a posicionar la prisión en un lugar central de las sociedades avanzadas.
Se refuerza el Estado penal como respuesta frente a la generalización de la inseguridad social y no como respuesta al incremento de la actividad delictiva, ejemplo paradigmático es EEUU donde se paso de un sistema progresivo a un régimen de tolerancia cero, las estadísticas son elocuentes en este sentido, en 1975 con un sistema progresivo se encarcelaba a 21 personas por cada 10.000 delitos mientras que en el 2005 con un sistema de tolerancia cero se encarcelaba 125 personas por esos mismo 10.000 delitos. Las diferencias no se sustentan sobre el incremento de los crímenes sino que acompaña a la utilización de los tribunales y las cárceles para refrenar las dislocaciones urbanas causadas por la desregulación económica y la implosión del gueto como contenedor étnico-racial, así como para imponer la disciplina del trabajo precario en las capas más bajas de la estructura polarizada de clases. A consecuencia de ello, el resurgir de las cárceles pretende cumplir tres misiones que poco tienen que ver con la reducción del crimen: doblegar a los sectores de la clase trabajadora posindustrial más reticentes a aceptar la precarización del trabajo asalariado; poner en cuarentena sus elementos más conflictivos y superfluos; y controlar los límites aceptables a los que se deben ajustar los “ciudadanos de bien”, mientras se apuntala la autoridad del Estado.
 Europa Occidental se manejan índices más modestos de reclusión que oscilan entre una sexta y una décima parte de las cifras de EEUU.  Pero en Europa Occidental tienen un crecimiento intensivo desde el comienzo de la década de los 80: En Francia, Italia y Bélgica han aumentado más de la mitad; se han doblado en Inglaterra, Gales, Suecia, Portugal y Grecia; y se han cuadruplicado en España.
Según Loic WacquantLos recortes en la ayuda pública, por un lado, unidos al proceso de transformación por el cual el Estado de bienestar con su derecho a la protección se convierte en el “Estado del trabajo”, en el que uno se ve obligado a aceptar empleos precarios como condición para recibir la ayuda, y la apuesta por la cárcel como herramienta, por el otro, son las dos caras de una misma moneda. Juntas, las políticas de empleo y las penales ejercen un control simultáneo sobre la pobreza en un tiempo en el que se profundizan las desigualdades sociales y se generaliza la inseguridad social Desde esta perspectiva la criminalización de los que no acepten el nuevo contrato social sostenido sobre la precarización y la exclusión social es un hecho cierto.

La ofensiva contra el Estado del bienestar y la democracia en Europa que se está produciendo desde la hegemonía política del neoliberalismo busca bajo la inocente bandera del libre mercado, el desmantelamiento del estado social y el Gobierno de una “elite” como instrumento necesario para mercantilizar y obtener beneficio de todas las esferas de la vida, incluido el negocio carcelario. La hipocresía de esta concepción salta por los aires cuando se analiza con cierto rigor la estructura social, donde el laissez faire, et laissez passer se mantiene en la esfera de la cúpula dominante en su lucha por el control de las mayores porciones del mercado total, mientras que a la par el ordenamiento jurídico se vuelve más represivo, estrecho y controlador con las clases populares. Eso explica el permanente estado de revisión del código penal español, criminalizando un mayor número de conductas y su extensión temporal, consiguiendo con esa política un crecimiento exponencial de la población penal española, dándose la paradoja que siendo uno de los países con menor actividad delictiva de Europa es uno de los que cuenta con mayor población penal relativa.
La imposición de la disciplina de mercado no constituye un proceso autónomo. Muy al contrario: su implementación se encuentra con una recalcitrante oposición y desencadena múltiples resistencias; se traduce en la propagación de la inestabilidad social y la agitación civil entre las clases más desfavorecidas; y prácticamente socava la autoridad del Estado. El dominio del mercado por tanto necesita de sólidos dispositivos institucionales que los sostengan y apoyen, siendo uno de ellos un aparato penitenciario ubicuo y enérgico que persiga a aquellos que sufren el coste social de la reestructuración de la autoridad pública.
Las posiciones políticas hegemónicas en Europa conllevan  una mercantilización absoluta de la vida y las relaciones sociales, la experiencia estadounidense demuestra que las cárceles son un buen negocio y dan pingues beneficios. El camino está abierto, la contestación social a los procesos de expropiación social que se están produciendo incrementara la población penal y las políticas represivas, consiguientemente se creara un potencial mercado penitenciario que abrirá negocios por dos vías, las propias de las instalaciones, infraestructuras y su control así como áreas funcionales completas como puede ser la sanitaria, la de tratamiento o el área mixta, ejemplo ya los tenemos en España como pueden ser los alquileres de cárceles en Cataluña o la ultima intención del Ministerio de Interior que promueve la privatización de la seguridad exterior de las prisiones, para abrir ese nicho económico a las empresas de seguridad con el pretexto de dar cobertura a los escoltas del País Vasco. La otra vía es “poner a producir” a los presos, ya se produce un dumping social y económico con las empresas que cierran en el exterior y se instalan dentro de la cárcel, pero no está sistematizada la producción, ese paso es un camino que el mercado no tardara en andar.
Definitivamente el modelo neoliberal en su picadora social pulveriza los derechos, la protección social, condena al trabajo precario y mal retribuido a millones de ciudadanos, deja en la indigencia a la vejez para conseguir que el mercado domine los servicios públicos y los transforme de públicos en privados.
Ese proceso conllevara incremento de población penal, mercantilización de la condena y beneficios privados con un sistema penitenciario donde el estado ira saliendo por las puertas en la misma intensidad que las empresas se instalen en todas sus esferas de actividad.


http://www.youtube.com/watch?v=IYgla9ZY3Ec

jueves, 22 de marzo de 2012

PERSONAL LABORAL, LOS NUEVOS PARIAS DE PRISIONES

La carrera emprendida por los diferentes Gobiernos europeos y por los de diferentes colores en España por conseguir el record de destruir más empleo y quitar más derechos a los trabajadores ha tenido un nuevo hito con la reciente Reforma Laboral del Gobierno del Sr. Rajoy, el mismo que para pescar votos que decía no iba a subir impuestos, no iba a tocar el despido y mantendrá el nivel adquisitivo de las pensiones todo ello convertido en una gran mentira por  obra y gracia del BOE.
La Reforma Laboral, hace la número 52 de las reformas aprobadas por distintos gobiernos desde la aprobación del Estatuto de los Trabajadores, todas ellas en la misma dirección cercenar derechos conseguidos en las luchas de los trabajadores por la democracia y los derechos sociales, y asimismo todas con las mismas consecuencias, un mercado laboral cada vez más precario, menos productivo y con cifras de paro estructural del doble de la media europea.
El argumento central de toda reforma laboral, léase merma de derechos laborales, es la lucha contra el paro, desde el poder, es decir desde donde los que combaten su paro yéndose a los consejos de administración, de las empresas que protegieron, cuando pierden las elecciones, siempre ponen mediáticamente a los que tienen trabajo frente a los que no, y como son de insensibles los que tienen el privilegio de trabajar y que no están dispuestos a perder derechos y retribuciones  para que los otros tengan trabajo. Esta maquiavélica posición consigue dormitar y justificar las mentes dormidas socialmente y señalan al trabajador como el causante del paro, la corrupción y los enormes beneficios financieros de la especulación.
Si además de trabajador, se es trabajador público, o funcionario entendido éste en términos acusatorios y peyorativos, estamos ante un criminal social al que hay que poner coto en su egoísmo que pretende pervivir en sus privilegio de seguir siendo trabajador y además insultar a la sociedad pretendiendo tener un trabajo estable. Ya está servida, la cacería del “funcionario” está justificada  socialmente y cualquiera puede insultar la profesionalidad y el quehacer de esa relación laboral, podríamos pedir perdón por haber superado unas oposiciones a quienes no lo lograron, disculparnos por prestar servicios sociales a los que se quedan despojado de todo y acumulan desesperanza, incluso salvar alguna vida  de algún deslenguado integrista contra los servicio públicos. Pero eso sí, lo que no debemos de estar dispuestos es a pedir perdón, ni humillarnos frente a quienes tratan de hacernos responsables de la crisis, de todos aquellos que bailan la música de los flautista de Hamelin que tocan la marcha fúnebre de los derechos sociales. Porque los verdaderos responsables de esta crisis, de toda la miseria que se expande por Europa, son los que escriben las letras, ponen la música y alimentan desde sus medios la brutal campaña contra los servicios públicos y sus servidores.
Atacar a los empleados públicos y hacerlos responsables de la crisis en necesario para crear la justificación de que los servicios públicos son caros, ineficaces e innecesarios y todo esto lo hacen para ganar dinero con los servicios públicos, cobrarnos por la salud, la educación la dependencia es su objetivo central. Pero también lo hacen porque somos molestos porque cada partido le gustaría poder despedir a los funcionarios y poner a los “suyos” como antaño, porque somos molestos frente a las corruptelas, el nepotismo, los tratos de favor, el clientelismo y el saqueo de las arcas públicas. Todo esto se hace mejor si empleados públicos y sin servicios públicos, o al menos que sean sin empelados públicos y con servicios públicos privatizados.
Por estas razones y no por que quieran acabar con el paro, que ya han tenido la desvergüenza de decir que aumentara con la Reforma Laboral ha aplicado la reforma laboral a las administraciones públicas y en particular al personal laboral de las mismas, quieren eliminar este personal y el que se deban de quedar con el tenerlo sin derechos y con sueldos de miseria (de más miseria aún), por eso el personal laboral de prisiones puede ser despedido procedentemente si falta nueve días alternos por bajas justificadas, por eso les pueden cambiar a capricho el horario, las retribuciones, las funciones y el centro de trabajo. Y si todo esto no es suficiente puede ser despedido sin más contemplaciones con 20 días por año trabajo.
Toda esta panoplia de desafueros hará que el endémico caciquismo reinante en el interior de los centros penitenciarios españoles se incremente exponencialmente, las vejaciones, humillaciones y acoso subirán de un modo brutal, con trabajadores y trabajadoras cada vez más destruidos profesional y humanamente, con menos derechos, convertidos en parias al albur de excéntricos gestores.
Hay quien para aminorar la cobardía de mirar hacia otro lado trata de justificar que están bien estas medidas que así se acaba con el enchufismo, olvidando que estos trabajadores accedieron a su plaza por oposición en condiciones de igualdad, merito y capacidad y que las condiciones de ese acceso han sido brutalmente violadas por la reforma laboral. También se dan los casos de otros empelados públicos, los funcionarios pata negra, que en el mejor de los casos con displicencia y en otros muchos con la ignorancia de la arrogancia dicen que la cosas no va con ellos, que mientras lo suyo este amarradito que todo está bien, no acompañan demasiado las luces ni la inteligencia a quienes se justifican tan pobremente, basta asomar su mirada mas allá de sus narices y comprobaran como hay movilidades geográficas y funcionales, recortes y queda aún pendiente el desarrollo del EBEP en la AGE que traerá nuevos males a los funcionarios “pata negra” de prisiones, entonces tendrán que comer con sus consignas partidistas y serán más pobres pero estarán felices de que sean los suyos quienes les hagan más pobres.