La legislatura expira entre los
estertores de los decretos ley de un Gobierno que ha desembarcado en una
campaña electoral dispuesto a renovar el alquiler de Moncloa, o al menos garantizar
un largo periodo de “provisionalidad”.
El personal de las prisiones,
llevamos mucho tiempo ilusionados y peleando porque la degradación de nuestro
medio laboral finalice y se habilite un espacio de reconocimiento a un sistema
público y unos profesionales que suplen con creces, gracias a su ilusión,
profesionalidad y entrega, la mediocridad, negligencia, incompetencia e incluso el narcisismo de los diferentes
gestores que por secular maldición nos tocan Gobierno tras Gobierno.
El grado de implicación del personal
penitenciario en todo el proceso reivindicativo ha sido exquisito, sobre todo
si atendemos a que éste se ha venido produciendo en un clima de división y
confrontación entre una sopa de siglas que nos apabullan con una retórica tan
vacía como estridente. Y que eso haya sido así, conociendo la fuerte tendencia
al feroz individualismo que tenemos quienes trabajamos en las prisiones, y al
siempre presente corporativismo de nuestro espacio laboral personal frente a
otros espacio laborales de los que entre todos sostennos el servicio público de
prisiones, es especialmente significativo, meritorio y muy digno de destacarse.
El torrente e ilusión, los deseos
de mejorar, de recuperar el respeto y la dignidad de lo que hacemos por parte
de quienes nos escudriñan era, es, una necesidad vital que exige una urgente
retribución.
Mientras las trabajadoras y
trabajadores penitenciarios, mayoritariamente dábamos muestras de
responsabilidad, serenidad y buen criterio en nuestro compromiso para
reivindicar y reivindicarnos.
Nuestra sopa juliana de letras
sindicales, asindicales, contra-sindicales, apóstatas del sindicalismo,
renegados del derecho, cómplices del arribismo y demás pelaje iluminado que al
albur de las redes, nos bombardean, con una catarata de descalificaciones,
insultos entre ellos e implícitamente a
nosotras, eso sí, sin que encuentren oportunidad y sean capaces de decirnos como vamos a conseguir
nuestras reivindicaciones.
La actividad reivindicativa
sostenida en memes, posados y actos de
propaganda con los diferentes políticos están adquiriendo unas dimensiones
escatológicas, cuestionan el nivel intelectual de quien los protagonizan y
demuestra la incapacidad para entender la realidad y presentar una alternativa
rigurosa desde prisiones.
Los políticos, de todos los
colores, conocen sobradamente la problemática y las demandas de prisiones, y lo
único cierto es que más allá de declaraciones de propaganda política no han
tomado ninguna decisión para satisfacer ninguna de las demandas que tenemos y
que todos afirman compartir, nos utilizan sin decoro y ni vergüenza para sus
propios fines.
Por ejemplo y en esa dirección
del postureo político, el sindicato anti-sindical (curiosa paradoja que es perfecta
metáfora para saber hasta dónde estamos cayendo en prisiones) de “tu abandono”
ha efectuado un despliegue de viajes, encuentros, visitas y fotos masivo
durante estos últimos meses, que seguro habrá tenido costes significativos en
lo personal y en lo económico, pero que a la hora de materializarse en algo
concreto, solo se queda en promesas y en soflamas para contentar y atraer a la ingenuidad
y banalidad reinante
Nos prometieron que el Congreso
nos daría una gran alegría para nuestras reivindicaciones el 22 de enero, nos
llamaron a manifestarnos, fuimos y ya que todos los grupos se habían
comprometido para mediante enmiendas al Proyecto de Ley del RD de retribuciones
de la Función Pública, se aprobaría la “equiparación con Cataluña” y todas
nuestras demandas…Y llego el 22 y no pasó nada y tu abandonó, abandono las
promesas y los compromisos que nos hizo a los funcionarios de prisiones. Se instalaron
en el “dame algo” frente a la equiparación con Cataluña”, en el “ahora ya no
puede ser”, pero “seguro después de las elecciones”…
Se abrió el periodo de enmiendas
y salvo “Compromis” que tiene una situación en el Congreso que no le compromete
en nada, el resto de los grupos se olvidaron de lo que decían el sindicato
negro que había conseguido.
Pero lo peor, es que tras
reunirse y dejarse utilizar por el partido que nos negó el pan y la sal durante
siete años, que nos apaleo y dejo lesiones graves a compañeros, que se negó a
presentar un proyecto de Ley para blindar nuestros derechos y los del servicio
público. Con esos antecedentes y sin ningún rubor, conocen que se va a pedir la
ampliación del plazo de enmiendas por parte de ese mismo partido, que es un
acto contra nuestros intereses y que impedirá que en la legislatura se aborden nuestras
demandas y vuelvan a retrasarse al menos otro año más.
Resulta sospechoso ver como el
sindicato negro avala y jalea las propaganda de una partido así, que nos ha maltratado
hasta la extenuación en nuestros derecho y reivindicaciones, que ha ignorado
las leyes que nos protegen en prisiones, como la de sanidad, la dE prevención,
la LOLS…y un sin fin más
Y no nos dicen nada de ese engaño
al colectivo y sus demandas, siguiendo a lo “suyo”, con su propaganda electoral
de cara a las elecciones sindicales, apropiándose de una representatividad que
nadie les ha dado y hablando, con un pensamiento único y descalificador de todos
los demás en nombre de un colectivo al que no dudan en tener lo suficientemente
“desinformado”.
Y al que parece pretender seguir
haciéndolo, aprovechando para apoyar la campaña política de un partido que ha
acreditado sobradamente lo que les importan las prisiones y su personal, volviendo
con otra promesa más, en un programa
electoral, que si no fuera por las consecuencias seria el chiste del año, el
mismo programa electoral de los que prometieron cientos de miles de empleos y
luego, después de trincar el voto, dicen que es una forma de hablar.
Lo realmente cierto es que los
años pasan y prisiones es un pozo sin fondo, donde solo aparecen “salvadores”
con pociones mágicas que siempre acaban redundado en su beneficio propio y que
nos sumergen otro poquito más a la mayoría de las que madrugamos para trabajar
cada día.
Todos los expertos auguran que
estamos ante un profundo cambio del modelo económico, cuya principales víctimas
serán los derechos laborales, los servicios públicos y las clases medias. Es
decir parece ser que seguiremos estando la mayoría del personal penitenciario
del lado de los perdederos de la crisis. Y en ese nuevo contexto, los profetas
del milagro y la luz entre los negros nubarrones para el personal de prisiones
nos piden confianza, apoyo y fe ciega en sus designios para al fin alcanzar al
paraíso de nuestras reivindicaciones.
La experiencia de la edad y de lo
vivido nos dice a algunas que cuando los problemas son complejos y difíciles,
siempre aparecen los de las soluciones fáciles inmediatas, y que tras el
periodo de algarabía de la propaganda, dejan un erial de frustración y
desconsuelo, a cambio de mejorar sus propias posiciones personales.
Y donde además se está trabajando
para conseguir modificaciones legales que pongan en cuestión el propio carácter
público de las Instituciones Penitenciarias y que más pronto que tarde nos aparecerán
profetas de la “modernización” y “mejoras” que solo esconden los instintos
privatizadores de quienes les apadrinan.
Ningún tiempo pasado fue mejor,
enfrentarnos a la crisis y a la falta de futuro retornando, 30,40 o 50 años atrás, porque aparte de volver al blanco y
negro, solo aumentara la frustración y la necesidad Necesitamos gestionar
nuestro futuro, se protagonistas de nuestra propia historia laboral y personal,
sin profetas que nos digan lo que tenemos que vivir o sentir, tenemos que
dignificar y exigir que se dignifique nuestro trabajo, y lo debemos de hacer
convenciendo con la razón y la fuerza de la movilización.
Necesitamos un profundo cambio,
lo que han sido los instrumentos de movilización y reivindicación están
agotados como demuestran los hechos, pero eso no puede significar el retorno al
pasado y el olvido, no nos ayudaría en nada un sindicalismo de casquería
mediática, de pensamiento único, de control jerarquizado. Necesitamos
centralidad, rigor, seriedad y propuesta, no son tiempos para el extremismo, el
futuro no es una lotería, es nuestro trabajo y nuestra responsabilidad para con
nuestros hijos e hijas.
Pero el cambio, además de necesario,
tiene que ser útil, no es útil para la imagen, reconocimiento e interés del colectivo
un sindicalismo de casquería. Un sindicalismo de pensamiento totalizador. Un sindicalismo
para dividir y enfrentar las plantillas. El cambio solo puede venir de la mano
de un sindicalismo comprometido y pegado al terreno, per con propuestas
rigurosas y firmemente elaboradas, un sindicalismo sin dudas sobre el modelo democrático
de prisiones. Un sindicalismo capaz de confrontar con la prepotencia de la Administración
en todos los frentes.
Hemos perdido esta batalla, pero
no hay que abandonar la guerra de la verdad y la justicia de nuestros derechos,
esta legislatura se ha ido a la basura, pero no podemos echar todas las que
vengan también al basurero, dejando secuestradas nuestras reivindicaciones por
intereses contrarios a los nuestros, por la propaganda de los mercaderes
políticos, utilizados como arietes o víctimas colaterales de sus juegos
versallescos parlamentarios.