Tras pasar los buenos deseos y el
goce de las copiosas bufandas navideñas para los esmerados gestores y a quien
ellos premian. La realidad de esta inamovible Institución, que es la
Penitenciaria, recobra el degradado pálpito de oscura realidad.
Aun con los turrones en la boca,
la maquinaria del Ministerio y sus deferentes gestores penitenciaros se han
puesto a idear nuevas fórmulas con las que estropear más el servicio público
penitenciario y degradar aún mucho más las condiciones laborales de los osados
que se atrevieron a cuestionar él ordena y mando de mediocres y chusqueros
políticos.
Con el roscón de los magos de
Oriente nos encontramos la sorpresa entre la crema de la calle Alcalá de que
las plazas que no faltaban, para las que no había presupuesto y que eran
atendidas por el resto de mortales trabajadores penitenciarios duplicando su
tarea, existen, tienen presupuesto y ya tienen adjudicatarios en la figura de
personal militar que el Ministerio de Defensa jubilado a los 45 años.
Defensa pretende que sus errores
(o tal vez no sean tales errores) los paguemos el personal penitenciario,
porque es cierto que esta gente se la contrata a plazo fijo. Como al contrato del
Corte Inglés por seis meses que no viene nadie a recolocar cuando vence e mismo.
Y por otra parte, ¿si un albañil puede estar en un piso 14 en el andamio con 66
años, porque no pueden estar los militares en los cuarteles después de los 45?
Al margen de las diatribas y
politiqueos varios, lo objetivo, el hecho real, es que una vez más pretenden
hacernos retroceder en Instituciones Penitenciarias, cuando tengamos tiempo
reposado para reflexionar sobre el alcance de esta medida veremos el grave
impacto que sobre el servicio público penitenciario sobre la reinserción y sobre
los derechos del personal penitenciario tiene esta decisión que con jolgorio saludan desde el cónclave de la
SGIP.
Sin profundizar demasiado las
consecuencias son tan numerosas como onerosas, señalemos algunas
esquemáticamente.
·
Se incorpora personal militar a las prisiones en una medida de marcado
corte de populismo político y que evoca un pasado que lucha por volver.
·
Se ignoran las normas internacionales que
cuestionan que las prisiones tengan personal militar en labores penitenciarias
·
Siguiendo las instancias habituales se hace
porque alguien ha tenido una ocurrencia, es decir se vuelve a vulnerar el
derecho constitucional a la negociación colectiva
·
De incorporarse lo harían siendo militares, es
decir sin derecho de sindicación ni de huelga. Vamos a tener personal
penitenciario sin estos derechos fundamentales, y como nos afectan a los demás
hipotecando los nuestros
·
Deberían de aclarar si ese derecho que pretenden
crear para militarizar prisiones tiene será de aplicación al personal de otras
nacionalidad que hay en el ejército, cuando la exigencia de la nacionalidad española
es una condición básica en Instituciones Penitenciarias, o dejaran soldados de
primera y de segunda
·
Las experiencias existentes con esta medida
demuestran que son contraproducentes para el personal, ocupan plazas vacantes,
coartan la carrera administrativa y la promoción.
·
Facilitar el acceso por la puerta falsa a la
función pública contraviene la Constitución en su artículo 23
Después de glosar brevemente
algunos “pequeños inconvenientes” del acuerdo entre Defensa e Interior,
deberíamos mirar cómo nos defienden los que dicen que están ahí para
defendernos a nosotras y nuestros derechos.
Por su cercanía ideología y de
acción con el movimiento de militares que defienden estas actuaciones, “45 Sin
Despidos” empezare por TAMP que en su última movilización les dijeron que
prisiones era su casa y parece que se lo han tomado al pie de la letra.
Resulta curioso que con la
gravedad y el alcance las medidas de poner militares en prisiones no se han
mostrado muy participativos y no se les conoce una oposición a esta medida que
defiende la SGIP, su panfleto forzado
por las críticas generalizadas es un hoja de vacío absoluto, esconderse para no
decir que estarían dispuestos a aceptar esta ocupación de plazas penitenciarias
por militares, no podemos afirmar si es así, pero no parece descabellado pensar
que esta cuestión debió ser tratada entre algún líder del sindicato y el Sr.
Ortiz en la reunión que tuvieron en la Secretaria General.
De ser así el auto-adjudicado
papel renovador y regenerador de TAMP se va por la “toilette” pues queda
evidenciado que se ponen en primer plano los intereses personales de los
liderazgos propios que los colectivos de la plantilla.
No deja de ser preocupante el
oscuro papel de esta organización, nació como arma contra el sindicalismo y la
representación sindical, llevó la tensión y la división a las plantillas. En la
huelga tuvo un efecto desmovilizador con sus estrategias maximalistas para que
se estrellaran los sindicatos o rompiendo la caja de resistencia. Y a cambio ni
una sola actuación real contra los responsables de la destrucción del sistema
penitenciario español, no hay millones de foto suficientes para tapar su
silencio en enfrentar con movilización o judicialmente tanto desmán contra el
personal penitenciario.
Y ahora con que los militares nos quiten derechos y
puestos de trabajo, realmente raro, es una estrategia más del cónclave de
Alcalá que de una organización sindical. Siguen con sus soflamas pidiendo que hagan
algo los demás, o que ellos persistentemente se niegan a hacer o convocar
Los sindicatos siguen sin
entender los profundos cambios que se vienen produciendo en nuestra realidad
laboral y social, siguen en el regate corto, “que todo aguante hasta que me
jubile”, en que yo tengo más ocurrencias que el otro o en reuniones de mesa
camilla con los responsables de todo este desmantelamiento para “explicarles,
por novena vez las reivindicaciones del personal de prisiones” , digámoslo
claro los interlocutores no son muy lumbreras y tampoco les preocupa demasiado
algo tan marginal y tangencial como las prisiones. Pero tienen muy claro lo que
reivindicamos y necesitamos
Y no menos importante es su
dependencia partidista, que no política, que por supuesto deben tener su
ideología y expresarla en su acción sindical, pero con la suficiente
independencia de las decisiones de partidos y Gobiernos en defensa de los
intereses de sus afiliados, esto
hipoteca en primer lugar su credibilidad, y en segundo lugar marca su agenda
como opositor o apéndice de los Gobiernos de turno, y este por tanto, será otro elemento más para
la división en la defensa de los intereses de todo el colectivo penitenciario.
Los políticos saben muy bien lo
que pasa en prisiones, por eso siguen pasando las cosas que pasan, por eso la
apisonadora de derechos en que se ha convertido la SGIP no descansa en
recortarnos y damnificar nuestras condiciones laborales.
En prisiones pasa que tenemos un
“conclave” dirigente que persiste y pervive siempre tras cual sea el cambio
político, atrincherados en la calle Alcalá, y ese es el fin de sus objetivos, permanecer con ese privilegio el mayor tiempo
posible, al albur de los cambio de Gobierno que existan. Son un potente lobby
contra los derechos del personal penitenciario, como lo ocurrido con el
remanente de productividad demuestra y hacen gustosos cuantas medidas les
ordenen para empeorar nuestras condiciones laborales.
En ese grupo del funcionariado de
élite, conviven miembros de todas las opciones de Gobierno, para que pase lo
que pase sus intereses no se toquen, son un colectivo con intereses propios y
personales. Por ello la degradación de la Institución es una mera anécdota para
ellos.
Esta situación sigue poniendo el
panorama reivindicativo cada día más lejano de sus objetivos, la profunda
división y atomización que padecemos, promueve la debilidad a la hora de
negociar nada y estimula la provocación de los gestores. Por otra parte al ya
histórico individualismo del colectivo esto le da alas, donde cada cual se
busca la vida en beneficio propio.
Próximamente la situación será de
gran comicidad, dramática comicidad, en una guardia habrá militares de
obediencia debida, obedientes de naturaleza pelota, esforzados de la peonada y
los siempre esquivos receptores de las bufandas. Como para sacar algo positivo
de esa situación
La entrada de militares en prisiones
hará desaparecer lo poco que queda de sindicalismo y los derechos colectivos,
el paraíso para mediocres efes, autócratas narcisistas y trepas sin oxígeno.
Siempre nos quedara quien piense
que puede cambiar sus fotos con los prebostes de la patria por mejores salarios
o el fin de las agresiones (todas), y con suerte sacaran alguna posición
ventajosa para alguno de sus líderes, pero la coartada del ajuste y los
recortes será el nuevo caballo de Troya con que seguirán degradando al personal
penitenciario, porque somos la última frontera de resistencia frente a las
privatización, la comercialización de la pena o el clientelismo penitenciario.
Y todo ello, por si fuera poco,
con la más que probable reelección del Ministro Marlaska para continuar al
frente del Ministerio de Interior, lo que puede entenderse como una
ratificación en la continuidad de las políticas desarrolladas en Instituciones
penitenciarias con su personal.
La comedia penitenciaria sigue,
por favor el último que apague la luz.