Durante este año se han celebrado todo tipo de elecciones, locales, autonómicas, generales y las propias sindicales en la Administración General del Estado de la que forma parte Instituciones Penitenciarias.
Todas ellas sin ninguna duda tienen un impacto sobre las
reivindicaciones y condiciones laborales del personal penitenciario
Pasados los momentos de la propaganda electoral que se antepone a
la realidad y los hechos, puede ser una ocasión para reflexionar sobre como
pueden afectar estos procesos al futuro laboral en prisiones
Desde los anteriores procesos electorales, donde en prisiones apareció,
con una significativa relevancia, electoralmente un movimiento sindical
anti-establishment que en estos cuatro años ha centrado su activismo sindical en
algunos elementos básicos
- Ø
Ataque a cualquier negociación o acuerdo del sindicalismo
tradicional e institucional
- Ø
Focalización radical y política de sus reivindicaciones, en el
Ministro del Interior, con nula confrontación con las direcciones de los
centros y testimonial con los gestores penitenciaros de la SGIP
- Ø
Acoso personal, desde el insulto y la descalificación personal a
delegados y delegadas de los sindicatos representativos
- Ø
División de las plantillas y cuestionamiento del personal que no
seguía sus mandatos
- Ø
Correa de transmisión de las estrategias políticas de partidos de
oposición al Gobierno
- Ø
Instrumentalización de demandas colectivas del personal
penitenciario en beneficio de los dirigentes de su sindicato
En definitiva, un sindicalismo construido desde el extremismo y la
radicalidad, ajeno de los ámbitos de la negociación colectiva y confrontando la
propia interlocución por no estar ellos, que apuesta por cuanto peor para el
colectivo mejor paras ellos, denostando las mejoras que se producen, con
consignas maximalistas que niegan cualquier posibilidad de avance hasta que
ellos alcancen la tierra prometida.
Lógicamente con esa estrategia se han opuesto a todos los procesos
de negociación, a todas las propuestas y mejoras de los sindicatos
representativos y al marco legalmente establecido de negociación y
representación.
Con esa perspectiva han pretendido vincular su instrumentalización
política a el logro de sus propuestas mesiánicas.
Un ámbito de representación sindical propio en prisiones, donde
olvidan el marco legal de estas modificaciones donde los sindicatos representativos tienen algo que decir, que no es orgánicamente sostenible tener 17 ámbitos
propios en la AGE, que esa opción no es contemplada como algo viable por la
mayoría de las organizaciones políticas parlamentarias, como así acreditan los
programas de las ultimas elecciones. Y la mas importante, que tener ese ámbito
propio no garantiza ninguna mejora, ni capacidad de cambio.
El otro eje sobre el que construyeron su relato mágico, es la
equiparación, planteamiento que en primer lugar, cuestiona el marco constitucional
del estado de las
autonomías que establece competencias propias para las mismas, pretender
suprimir esas competencias del Estado no está al alcance de un grupo marginal, por otra
parte, no dicen que salvo vigilancia el resto del personal saldría perdiendo, y
tampoco dicen con quién equiparase o que hacer cuando la autonomía cambia las
condiciones de su personal nuevamente. Pero sobre todo no dicen que cuando
iniciaron su andadura lo hicieron pidiendo una mejora salarial de 100 euros,
ampliamente superada por los acuerdos de los sindicatos representativos.
Con esa mochila por parte del extremismo sindical en prisiones, se
realizaron las elecciones sindicales en la AGE, participan a pesar de decir que
ellos no son AGE la coherencia por delante y sus resultados lo dejan todo
meridianamente claro, obtienen el 16% de apoyo de la plantilla penitenciaria y
menos de un 5% de representatividad entre el personal de la AGE.
Consecuentemente ni en el plano de la mera hipótesis especulativa
puede contemplarse que el 16% imponga su modelo sindical al 84% restante, ni en
una república bananera sería posible tal atropello.
Por otro lado, la estrategia, mas que dudosa, de que lo que ellos
no podían conseguir convenciendo al personal penitenciario, se lo iban a
conseguir los partidos para los que trabajaron durante estos cuatro años
también parece tambalearse, puesto que estos partidos no parecen tener opción
alguna de conformar Gobierno.
Todo cuanto antecede es para reivindicar el derecho colectivo de
#sosprisiones a mejorar las condiciones laborales con independencia de quien
Gobierne, o quien tenga la representatividad del colectivo.
Afortunadamente, gracias al ordenamiento jurídico que algunos
cuestionan, cada una de nosotras tenemos derecho a tener nuestras propias
filias y fobias políticas o partidistas que personalmente nos apetezca, pero
vincular como sindicato, como se ha hecho, el destino laboral de un colectivo a
partidos o ideologías concretas es hipotecar y arruinar cualquier
reivindicación del personal penitenciario a medio plazo.
Porque ahora en el actual escenario, la tierra prometida, el
nirvana de la equiparación o del sector no parece estar en el horizonte más
cercano y, habrá que seguir negociando, luchando por mejorar laboralmente,
porque los recortes que se aproximan no nos afecten, por proteger nuestra
salud, nuestra conciliación familiar. En definitiva, porque el marco de la
institucionalidad de las Instituciones Penitenciaras no se manifieste de
espaldas a su personal.
Y en ese escenario tres o cuatro mil compañeras y compañeros, de
este maravilloso colectivo de 25 mil trabajadoras y trabajadores de prisiones,
no tendrán una expresión sindical que canalice sus reivindicaciones porque,
aunque la representatividad negociará para todas y todos, no lo hace con los
presupuestos de todas y todos, sino con los que han obtenido ese respaldo en
las urnas.
Todo parece indicar que el haber botado el voto situará a ese
sector del colectivo más aún que hasta ahora, en la inoperancia y la marginalidad de aportar mejoras al
colectivo, seguirán intentando crear división, faltando al respeto, poniendo
deberes a los demás, pidiendo que se negocien sus reivindicaciones por quienes
han ganado la representatividad con otras reivindicaciones.
Afortunadamente los acuerdos en Instituciones Penitenciarias son
para todas y todos (pueden no ser así) y seguirán disfrutando las mejoras como
la subida salarial del Acuerdo Siglo XXI que tanto han combatido para impedir
su aplicación
Botar el voto, tiene consecuencias, es una responsabilidad
individual que hay que asumir. No se pueden transferir la responsabilidad de nuestros actos a terceros.