miércoles, 26 de julio de 2023

EL VOTO BOTADO DE #SOSPRISIONES

 Durante este año se han celebrado todo tipo de elecciones, locales, autonómicas, generales y las propias sindicales en la Administración General del Estado de la que forma parte Instituciones Penitenciarias.

Todas ellas sin ninguna duda tienen un impacto sobre las reivindicaciones y condiciones laborales del personal penitenciario

Pasados los momentos de la propaganda electoral que se antepone a la realidad y los hechos, puede ser una ocasión para reflexionar sobre como pueden afectar estos procesos al futuro laboral en prisiones

Desde los anteriores procesos electorales, donde en prisiones apareció, con una significativa relevancia, electoralmente un movimiento sindical anti-establishment que en estos cuatro años ha centrado su activismo sindical en algunos elementos básicos 

  • Ø  Ataque a cualquier negociación o acuerdo del sindicalismo tradicional e institucional
  • Ø  Focalización radical y política de sus reivindicaciones, en el Ministro del Interior, con nula confrontación con las direcciones de los centros y testimonial con los gestores penitenciaros de la SGIP
  • Ø  Acoso personal, desde el insulto y la descalificación personal a delegados y delegadas de los sindicatos representativos
  • Ø  División de las plantillas y cuestionamiento del personal que no seguía sus mandatos
  • Ø  Correa de transmisión de las estrategias políticas de partidos de oposición al Gobierno
  • Ø  Instrumentalización de demandas colectivas del personal penitenciario en beneficio de los dirigentes de su sindicato

En definitiva, un sindicalismo construido desde el extremismo y la radicalidad, ajeno de los ámbitos de la negociación colectiva y confrontando la propia interlocución por no estar ellos, que apuesta por cuanto peor para el colectivo mejor paras ellos, denostando las mejoras que se producen, con consignas maximalistas que niegan cualquier posibilidad de avance hasta que ellos alcancen la tierra prometida.

Lógicamente con esa estrategia se han opuesto a todos los procesos de negociación, a todas las propuestas y mejoras de los sindicatos representativos y al marco legalmente establecido de negociación y representación.



Con esa perspectiva han pretendido vincular su instrumentalización política a el logro de sus propuestas mesiánicas.

Un ámbito de representación sindical propio en prisiones, donde olvidan el marco legal de estas modificaciones donde los sindicatos representativos tienen algo que decir, que no es orgánicamente sostenible tener 17 ámbitos propios en la AGE, que esa opción no es contemplada como algo viable por la mayoría de las organizaciones políticas parlamentarias, como así acreditan los programas de las ultimas elecciones. Y la mas importante, que tener ese ámbito propio no garantiza ninguna mejora, ni capacidad de cambio.

El otro eje sobre el que construyeron su relato mágico, es la equiparación, planteamiento que en primer lugar, cuestiona el marco constitucional del estado de las autonomías que establece competencias propias para las mismas, pretender suprimir esas competencias del Estado no está al alcance de un grupo marginal, por otra parte, no dicen que salvo vigilancia el resto del personal saldría perdiendo, y tampoco dicen con quién equiparase o que hacer cuando la autonomía cambia las condiciones de su personal nuevamente. Pero sobre todo no dicen que cuando iniciaron su andadura lo hicieron pidiendo una mejora salarial de 100 euros, ampliamente superada por los acuerdos de los sindicatos representativos.

Con esa mochila por parte del extremismo sindical en prisiones, se realizaron las elecciones sindicales en la AGE, participan a pesar de decir que ellos no son AGE la coherencia por delante y sus resultados lo dejan todo meridianamente claro, obtienen el 16% de apoyo de la plantilla penitenciaria y menos de un 5% de representatividad entre el personal de la AGE.

Consecuentemente ni en el plano de la mera hipótesis especulativa puede contemplarse que el 16% imponga su modelo sindical al 84% restante, ni en una república bananera sería posible tal atropello.

Por otro lado, la estrategia, mas que dudosa, de que lo que ellos no podían conseguir convenciendo al personal penitenciario, se lo iban a conseguir los partidos para los que trabajaron durante estos cuatro años también parece tambalearse, puesto que estos partidos no parecen tener opción alguna de conformar Gobierno.

Todo cuanto antecede es para reivindicar el derecho colectivo de #sosprisiones a mejorar las condiciones laborales con independencia de quien Gobierne, o quien tenga la representatividad del colectivo.

Afortunadamente, gracias al ordenamiento jurídico que algunos cuestionan, cada una de nosotras tenemos derecho a tener nuestras propias filias y fobias políticas o partidistas que personalmente nos apetezca, pero vincular como sindicato, como se ha hecho, el destino laboral de un colectivo a partidos o ideologías concretas es hipotecar y arruinar cualquier reivindicación del personal penitenciario a medio plazo.

Porque ahora en el actual escenario, la tierra prometida, el nirvana de la equiparación o del sector no parece estar en el horizonte más cercano y, habrá que seguir negociando, luchando por mejorar laboralmente, porque los recortes que se aproximan no nos afecten, por proteger nuestra salud, nuestra conciliación familiar. En definitiva, porque el marco de la institucionalidad de las Instituciones Penitenciaras no se manifieste de espaldas a su personal.

Y en ese escenario tres o cuatro mil compañeras y compañeros, de este maravilloso colectivo de 25 mil trabajadoras y trabajadores de prisiones, no tendrán una expresión sindical que canalice sus reivindicaciones porque, aunque la representatividad negociará para todas y todos, no lo hace con los presupuestos de todas y todos, sino con los que han obtenido ese respaldo en las urnas.

Todo parece indicar que el haber botado el voto situará a ese sector del colectivo más aún que hasta ahora, en la inoperancia y la marginalidad de aportar mejoras al colectivo, seguirán intentando crear división, faltando al respeto, poniendo deberes a los demás, pidiendo que se negocien sus reivindicaciones por quienes han ganado la representatividad con otras reivindicaciones.

Afortunadamente los acuerdos en Instituciones Penitenciarias son para todas y todos (pueden no ser así) y seguirán disfrutando las mejoras como la subida salarial del Acuerdo Siglo XXI que tanto han combatido para impedir su aplicación

Botar el voto, tiene consecuencias, es una responsabilidad individual que hay que asumir. No se pueden transferir la responsabilidad de nuestros actos a terceros.


sábado, 15 de abril de 2023

EL COEFICIENTE CERO EN PRISIONES

 Ya hace cinco largos años que, desde Alhaurín, entre bailes tribales y campings reivindicativos, “aparecía espontáneamente” un movimiento reivindicándose como regenerador del mundo sindical penitenciario, frente al abandono que sufría el colectivo por la desidia y falta de capacidad del sindicalismo institucional y representativo.

Prometieron esperanza entre un grupo significativo del personal penitenciario, la ilusión de una tierra sindical prometida, no solo para lograr mejoras nunca vistas en prisiones, sino para gestionar las reivindicaciones de un modo más eficaz y, también más directo y participativo.

Iniciaban su andadura sindical, cobijados bajo el paraguas de las acciones de los que ellos llaman legítimos, y con razón, pues tienen la legitimidad de la Ley, y por eso son representativos y ejercen el derecho a la negociación colectiva.

Ya desde el inicio dejaron claro cual era su objetivo y razón de ser, señalando el centro de su actividad y critica en los sindicatos, travestido siempre con el barniz de ser un movimiento a sindical, que se atribuye solo mejorar las condiciones laborales que negocian los sindicatos.

Participaron en manifestaciones, concentraciones y a su manera en la primera huelga convocada en prisiones, siempre cuestionando la actividad sindical, subiendo la apuesta que exigían que cubrieran los otros, e intentando dividir y confrontar a las plantillas. Con un único objetivo debilitar la acción sindical de los sindicatos representativos, como, por ejemplo, durante la huelga, exigiendo que fuera indefinida, planteando otra reivindicación ajena a la convocatoria de la misma, como fue la equiparación, o haciendo cajas de resistencia paralelas a las oficiales.

Se sigue esperando, con mucha paciencia, que algún día aprendan a convocar y organizar una huelga, lo cual está más que en cuestión dada la insolvencia sindical que acreditada entre lo que dicen y lo que hacen

Repetían que solo existía un objetivo en todas estas acciones, la “pretensión de mejorar la acción sindical de los sindicatos”, pero la práctica y los hechos decían lo contrario, que era debilitar y hacer fracasar sus iniciativas para poder atacarlos y tratar de eliminarlos, aunque fuera haciendo el juego a los intereses de la SGIP.

Nunca han tenido ningún reparo en anteponer sus intereses particulares a los de las plantillas, lo demostraron otra vez más en su puesta en escena de su proyecto de estatuto, donde entre otros muchos derechos sacrificaban el de la salud laboral o la negociación colectiva, a cambio de tener una silla junto al Sr Ortiz, y que al final solo sirvió para hacer política de partido de oposición al Gobierno al que lloran que no les abandone.

Ciertamente impusieron su férreo control al resto que se “ilusionaron” con ese presunto proyecto de cambio y transformación y, lo que era evidente para todo el mundo, salvo para entregados adeptos, tomo cuerpo, porque siempre fue una etapa del objetivo la conversión del movimiento en sindicato.

La paradoja y el devenir como organización sindical contraria a los sindicatos, siguió la línea continuista y folclórica de cero resultados, más fotos con diputados opositores, concentraciones extremadas para hacer ruido, iniciativas parlamentarias contra la mayoría del Congreso y toda una carrera de lo que denominaron “visibilizar al colectivo”. Como si los miles de manifestantes, cientos de concentraciones, centenares de reuniones con congresistas, senadores, alcaldes, miles de notas de prensa, encierros, de los sindicatos representativos no hubieran existido.

La experiencia de estos cinco años ha demostrado con sus actos que son una alternativa, la alternativa a la realidad y a los hechos objetivos. Han sido capaces de construir una realidad paralela que permita cohesionar su parroquia, donde establecen un fetiche, al que han puesto el nombre de “sector”, y con ello justifican su incapacidad para lograr ningún resultado ni mejora para el personal penitenciario, dejándolo todo a la esperanza de la tierra prometida de la sectorización, que sustentan en la “especialización” del colectivo penitenciario, pero entendida a su manera, dejando fuera de prisiones al personal laboral, y fuera de su “especialización” al personal de oficinas, de área mixta, sanitarios o tratamiento, seguro que acaban expidiendo carnés donde solo serán penitenciarios los “patas negras” que ellos bendigan, previa rigurosa devoción a sus ocurrencias.

Anteponer las necesidades y los derechos del personal penitenciario esperando promesas de un futuro que nunca llegará, se realiza con las técnicas de pensamiento único más extremista, descalificación y acoso de los sindicatos representativos, la mentira como eje central del discurso y siempre buscando alimentar la división y la crispación donde esperan tender sus redes.

Realmente no les gusta nada el marco jurídico y legal existente, no les gusta nada el modelo de negociación colectiva, prefieren ejercer el derecho de súplica. No les gusta nada la LOSL y la representatividad electoral, como tampoco les gusta el servicio público penitenciario Constitucional (probablemente no les gustan los servicios públicos), ni que las mujeres presten su servicio en condiciones de respeto a su derecho a la igualdad absoluta en los centros penitenciarios. Definitivamente no les gusta nada que no sean ellos y sus intereses

Su proyecto de futuro es una regresión a un pasado anterior a 1978, que elimine el paso de la Constitución tras los muros de las prisiones, los derechos de los trabajadores, o la aplicación de las reglas internacionales en las penitenciarias.

Lo cierto es que su dedo de manipulación no puede ocultar el sol de la realidad, una realidad marcada porque quienes tenían la varita mágica para las mejoras y que se ha visto no era una varita sino unas pesadas cadenas que no han permitido ningún avance para los penitenciarios, han dividido al colectivo haciéndolo más débil reivindicativamente.

Lo vuelven a hacer ahora con el Acuerdo Retributivo para todo el personal penitenciario, donde se vuelven a instalar en la negación de la realidad, que no es otra de que es la mayor subida económica para prisiones.

La alternativa que ofrecen a subir las nóminas, es no subirlas y esperar a que ellos “negocien”. Es ridículo y, quedan desenmascarados, cuando jalonaban que no habría acuerdo y no habría subida, o como ahora que intoxican para decir que no se cobrara

No quieren mejoras para el colectivo. Solo quieren votos, para sus sueños y ansias en busca de la silla perdida.

Definitivamente son un factor negacionista de la realidad y. con ello de las mejoras laborales, lo que no impide que presuntos expedientes se conviertan en mandos de libre designación. No hay que ser injusta y se les debe de reconocer importantes aportaciones a los intereses del colectivo, como el desfile de la cabra por la Gran Vía Madrileña, o los aguerridos gritos de marlasca chúpamela en la calle Alcalá. Actos que por sí solos ponen al colectivo ante la ciudadanía, en el descredito y la marginalidad más extrema.

A pesar de la mentira, de no tener ningún proyecto de futuro para prisiones, a pesar de confrontar con los trabajadores y con los sindicatos y de servir de parapeto al sindicalismo de empresa se continúan reivindicando orgullosos de ser el coeficiente cero en prisiones.

Porque han demostrado que todo lo que tocan lo multiplican por cero, y siguen prometiendo para seguir multiplicando por cero todo el tiempo, alzan la voz de su retórica histriónica para multiplicar por cero sus conocimientos sindicales y acreditar que no son una reivindicación sino una plataforma de intereses particulares.

Frente a los compromisos y los hechos de mejorar las condiciones laborales y las nóminas del personal siempre habrá un espacio para ser "anti-institucional", un espacio para el desahogo individual y los egoísmos particulares.


Y boicotearan todo, siempre con la tranquilidad de que por mucho que multipliquen por cero su "realidad" penitenciaria, habrá quien con seriedad y rigor lograra las mejoras, todas las mejoras salen de los mismos, son a los que se les vilipendia, insulta, son quienes resuelven el resultado cero del odio y la división aportando hechos y resultados, como han demostrado con el último Acuerdo, o con derechos como la segunda actividad, los horarios, la salud laboral y en definitiva todos los derechos que el coeficiente cero disfruta y exige tan placenteramente, desde el negacionismo y la marginalidad 

Quienes suman en torno al coeficiente cero son el caballo de Troya de la Administración contra el progreso y el bienestar del personal penitenciario, siempre prestos en pleitesía con las direcciones, raudos para unas relaciones laborales piramidales que den privilegios no regulados a minorías sobre la privación de los mismos a las mayorías.

Pero ante el camino más corto para perder derechos de los que lo multiplican todo lo que tocan por cero, siempre la mayoría estamos a tiempo para reivindicar la realidad de los hechos y el compromiso del trabajo por la reivindicación, desde el respeto y la verdad


martes, 7 de marzo de 2023

PRISIONES, EL MEJOR ACUERDO POSIBLE, HISTORICO, SIN DUDA

 Hemos empezado el mes con la agradable sorpresa, de que la siempre soñada mejora retributiva para el personal penitenciario, veía la luz con el Acuerdo Marco para la Modernización de la Administración del Siglo XXI que firmaron UGT y CCOO con el Gobierno

No ocultare que reinaba en mi interior la incredulidad y el desencanto de lo tantas veces anunciado, de tantas cifras manoseadas, de fechas inconclusas y también de escuchar cada día en mi puesto de trabajo que era otra milonga de los “sindicatos”

Hemos pasado de los que se cuestionaban todo, de quienes abiertamente intentaban evitar mejoras, de las palabras estridentes del a mí no me representan, y tantas otras expresiones denegación y fracaso. Ha enarbolar la bandera de los agravios personales, del grito desgarrador porque mi trozo de tarta es más pequeño que el trozo del que está en el otro lado.

Así es nuestra naturaleza humana, despreciamos lo que no tenemos y, nada hacemos para conseguirlo y avariciamos lo que nos llega del trabajo que hemos denostado.

Pero no es tan mala esa situación, es una buena señal, significa que lo que firmaron el primer día de marzo en la Comisión de Seguimiento del Acuerdo Marco, nos conviene a todos y, todos queremos tener la mayor parte de la tarta posible en ello.

Antes de entrar en lo que significa el Acuerdo de Prisiones deberíamos dedicar unos instantes a reflexionar sobre cómo se consiguen las mejoras laborales, porque existe una creencia generalizada, que es como si estuviéramos en un supermercado, recorriendo el lineal y poniendo en nuestra cesta sindical lo que se nos apetece, para salir sin más. Nada más lejos de la realidad.

Negociar mejoras laborales exige en primer lugar que las peticiones estén sustentadas objetivamente. Deben además de venir acompañada por un respaldo fuerte y decidido de los funcionarios. Además, debe de hacerse cuando las posibilidades políticas, económicas y sociales lo acompaña. Y siempre, es necesario que la contraparte, en este caso la Administración, también gane con la negociación.

Y los resultados parecen indicar que todo eso se ha hecho razonablemente bien, porque a pesar de ser un parto extremadamente largo, todos queremos lo que se ha conseguido, incluso estiran la mano quienes no cesan de desacreditarlo y vaciarlo de valor.

La presión y la negociación van de la mano siempre, pero hay que saber combinarla en la dosis precisa para no embarrancar los objetivos

Conseguir un acuerdo económico a mayores del acuerdo económico retributivo para todo el personal público de las Administraciones, es un logro impresionante y así hay que reconocerlo.

Porque no solo somos un colectivo excepcional en ese tratamiento entre el personal público, es que además se produce en las condiciones más hostiles posibles: Una crisis especulativa disparada que lleva la inflación a niveles insostenibles. Una guerra en Europa que condiciona política y económicamente cualquier decisión de Gobierno. Una división parlamentaria donde las políticas de Estado para el mundo penitenciario han desaparecido para dejar paso a la burda instrumentalización de las demandas del personal de prisiones para utilizarlo como arma arrojadiza contra el otro, pero sin resolver ninguno de sus problemas.

El acuerdo además de la virtualidad del momento en el que se ha conseguido. Tiene otro elemento a destacar, es un acuerdo para TODO EL PERSONAL, todas conocemos que existen muchas cuestiones de colectivos sin resolver, pero pretender que lo particular se resuelva con el esfuerzo colectivo es excesivamente utópico. El acuerdo es una mejora retributiva importante para todo el colectivo penitenciario, lo que evidentemente debería ser un motivo de satisfacción

El Acuerdo es sin lugar a dudas histórico, nunca se ha obtenido un incremente extraordinario general de esta dimensión para el personal penitenciario.

Y se ha cerrado con una interlocución plural, dónde Hacienda, Interior, SGIP y Función Pública eran la parte de la Administración, pero donde no necesariamente había los mismos intereses ni muchos menos las mismas perspectivas para cerrar un Acuerdo. Y el papel de la SGIP está más que en entredicho a la vista de las dificultades de falta de información o el fleco de la Entidad que aún no se ha cerrado y que deseo se haga lo más pronto posible por lo que me va en ello.

Ha sido un acierto sindical centrar la reivindicación en Función Pública, ahí se fracasó en el 2018 y ahí se acertó en el 2023, porque tratar de eludir a los responsables competenciales de la situación de los empleados públicos puede ser un costoso error de cálculo.

La Administración, en general, ha acertado cerrando este acuerdo, porque tiene la autoridad moral para planificar la modernización penitenciaria en el marco del mandamiento legal vigente.

En los “sindicatos” en general, pues tenemos de todo. No puede decirse lo mismo de los firmantes que de los nos firmantes

UGT_Acaip y CCOO ha recorrido el camino de la negociación y con ello el desgaste de la crítica permanente, negociación que me imagino compleja y difícil por los interlocutores y la diversidad que había que afrontar. El éxito es haberla culminado, contra las ingentes fuerzas de toda índole que buscaban evitar que prisiones tuvieses este reconocimiento.

Se puede criticar la “redondez” y los flecos del Acuerdo, pero no tengo la menor duda que pasaran muchos años antes de una mejora como esta, que nos sitúa de nueve categorías a tres de centros con subidas significativas para todas las áreas y, en el caso de algunos centros dan salto cualitativo y cuantitativo muy generoso, como puede ser el caso de Ceuta, Cáceres o Lanzarote.

En el caso de CSIF, ha sido inteligente y a pesar de un retorica contra todo, en la práctica con su pragmatismo se ha adherido al Acuerdo marco para un Administración del siglo XXI, que es donde se ha negociado el Acuerdo, y acabando ratificando el Acuerdo de CCOO y ACAIP en la Mesa de la AGE.

Del resto poco que decir, ruido, más ruido, y siempre ruido. Nunca hay ninguna opción para que el personal mejore, son un “agit prop” de la oposición partidaria, instalados en la negación por la negación, luchando contra las mejoras que nos benefician a todas.

Por eso no entiendo porque critican las mejoras, quienes raudos se han apresurado a decir que las van a coger, y, menos aún, que se manifiesten contra los sindicatos firmantes de nuestras mejoras el día 21 en Madrid. Algo no va bien cuando el enemigo es tu compañero, se lo deberían de mirar TAMP y APFP

Y de todos los grupos y grupúsculos corporativos de categorías laborales, alimentados por el Sr Ortiz, una vez más se demuestra su absoluta inutilidad como lobby de presión, pues no existen para el marco jurídico de la negociación y su condicionamiento queda diluido cuando prevalece el interés general

Los números se los dejo a los firmantes y a Hacienda, que sin duda los manejan mucho mejor que yo. Pero no quiero acabar mi reflexión, sin mostrar un gesto mínimo como trabajadora de prisiones. Quiero dar las Gracias a CCOO y a ACAIP por el gran acuerdo que han negociado, y agradecerlo especialmente a Jose Ramón y Silvia que estoy segura no habrán pasado buenos momentos. También quiero agradecer a CSIF su responsabilidad sumándose al acuerdo, decisión en la que Jorge seguro ha tenido mucho que decir.


PD. No os olvidéis de lo mío, arreglar lo de la Entidad, que el Sr. Tascón asuma responsabilidades