martes, 16 de agosto de 2011

¿HAY SECTOR DE PRISIONES AL FINAL DEL TUNEL?

Hay colectivos dentro del mundillo sindical penitenciario que fijan todas sus respuestas y expectativas, al declive de nuestras condiciones laborales, a poder cambiar las reglas del juego sindical, es decir afirman que si lográsemos tener un “ámbito propio” todos nuestros problemas se acabarían: no habría más agresiones, no faltaría personal en las prisiones, los directores dejarían de ser pequeños caciques en sus reinos de taifas, no nos rebajarían el sueldo, habría menos presos en los módulos, tendríamos unos cuidados de salud laboral exquisitos, y nuestros horarios se acortarían y serian mejores, por no hablar de una jubilación anticipada, por ejemplo a los 57. Para estos logros parece que la sectorización es una condición básica dentro de este discurso
Hay que reconocer que parece goloso, “lo nuestro para nosotros”, suena bien, es una consigna lograda, recuerda a otras precedentes, vamos algo así, como cuando se nos dijo lo del sindicato de vigilancia…bueno de funcionarios de prisiones…bueno de empleados penitenciarios…bueno sindicato confederal, bueno al final parece que “lo nuestro” suele ser bastante elástico y como si chicle se tratase acaba bastante manoseado. Pero  es una idea que puede resultar atractiva, tanto que la segunda marca sindical de quienes promovieron esta idea, la hace suya en una campaña reciente y que yo sepa  el “sindicato de prisiones” tampoco ha renunciado a ello
Más allá de “nosotros y lo nuestro” de las apelaciones a los instintos, ¿existe algún tipo de elaboración tras la consigna de la sectorización, algo que permita otear un horizonte menos malo para los funcionarios y funcionarias de prisiones?
Toda consigna tiene que ser pegadiza, maleable y que conecte con lo atávico e interior de a quién va dirigida, la sectorización, el sector, reúne esas características, son muchas las compañeras y compañeras que honestamente creen que las cosas nos irían mejor si nos cociéramos en nuestra propia salsa, pero que si le dedican dos minutos a la idea, se observa que no hay demasiada elaboración tras la consigna, se ignora el presente, desconocen el marco actual y su normativa, y  no proyectan una propuesta para el futuro, no hay luz sobre qué tipo de sector se promueve. Todo parece más algo más de mercadotecnia que de programa sindical.
¿Estamos hablando de un sector que defina solamente la unidad electoral en el marco de prisiones? ¿O lo que se nos propone es tener un ámbito de negociación autónomo y especifico? ¿O hablamos de una regulación funcional, orgánica y normativa propia en el marco del EBEP?
En el caso del planteamiento de la unidad electoral propia, la única modificación posible sobre la situación actual, sería un cambio en las correlaciones de fuerza sindicales, pero con los mismos actores actuales que no saben encontrar respuesta a nuestros problemas. Diferentes pesos pero la misma incompetencia.
En el caso de que se busque un ámbito de negociación propio, éste ya existe, en la mesa delegada, que tiene toda la autonomía que permiten los presupuestos y que tampoco parece servir como instrumento para nuestros problemas, ni con el “sindicato de prisiones” dentro, ni con él fuera
Y finalmente la opción de un marco jurídico nuevo, parece que llega con retraso, a quien plantea eso se le ha escapado el tren, no estaba donde debiera de estar cuando eso se decidía,  el EBEP ya esta promulgado y definido como ley orgánica y tras necesitar más de 25 años que saliera algo como esa ley, parece impensable considerar, como idea tan siquiera, que se procedería a una nueva modificación parlamentaria de algo recientemente aprobado y que contaría  con la oposición de los sindicatos mayoritarios.
Si al final las opciones son reducidas y meramente instrumentales, parece que no van más allá de satisfacer, legítimos, pero meros intereses corporativos de grupos sindicales. Entonces ¿Sirve el sector para el personal de prisiones?
Qué duda cabe que el hecho de que se planteé ese escenario  y el propio debate pone con un cierto peso mediático al colectivo y puede hacer visualizar mejor sus necesidades.
Pero hay que ser muy ingenuo para pensar que cuanto más local y más pequeño mejor se pueden gestionar nuestras reivindicaciones, la realidad impone que eso no sucede así en la dialéctica social, política y sindical. En lo local solo se da la atomización, crece la mediocridad y se aleja a la gente de la toma real de decisiones.
El mundo actual enfrentado a la globalización económica, y donde la política ha perdido peso en la toma de decisiones y la democracia se debilita, parece que esta opción de menguar traería bastantes problemas.
Asistimos cada día a como políticos de los que no suben impuestos (para que haya menos Estado), quitan recursos a la protección de los socialmente más débiles, despiden personal público y recortan sus retribuciones. También tenemos los políticos del progreso y la modernidad que facilitan el despido libre, incumplen los acuerdos, mortifican pensionistas y desmontan estados de bienestar y también acosan y recortan al funcionariado.
Pero ni unos ni otros gobiernan, solo son los voceros que nos “comunican” y ejecutan las ordenes que reciben, no las de sus votantes o programas electorales, sino las de los llamados mercados y entes supranacionales del capital financiero internacional como el FMI, que les dicen cuantos funcionarios sobran, cuanto debemos cobrar y si las prisiones pueden ser públicas o privadas si dan beneficios, entre otras muchas cosas.
Pensar en ser más pequeños y más débiles para hacer frente a fuerzas cada día más poderosas, o es intencional y entonces cuando menos hablamos de mala fe y de manipulación del colectivo, o es ignorancia y estaríamos ante el suicidio o la temeridad, ó pudiera ser simplemente catetismo aldeano que prefiere ser cabeza de lombriz antes que cabeza de león.
Todo lo que sea fraccionar, el sector fracciona, divide y resta, nos debilita, y hará que el túnel sea más largo, más oscuro y salgamos de él con menos derechos, mas carga de trabajo y más años en los talegos



jueves, 11 de agosto de 2011

TRABAJO PARA EL ENEMIGO

No voy a revelar ningún nombre, no voy a revelar ningún centro, ni ninguno de mis clientes. Sólo les diré que trabajo para el enemigo. ¿Quién no lo hace estos días? Escaparse de contribuir con el sistema es una tarea titánica. Felicito a aquellos que viven del arte o de hacer el bien. Sin embargo, creo que no me equivoco cuando digo que más del 80% nosotros trabajamos haciendo el mal, trabajamos para el enemigo de nuestros propios interese sin quererlo. Lamentablemente, yo pertenezco a ese porcentaje.
Tras años de estudio, de sueños inacabados, de despertares convulsos, la realidad social y económica de mi país me encauzo hacia mi destino. Seria funcionario, y mejor de prisiones, para que los espacios quedasen más delimitados y ceñidos en la seguridad, el cumplimiento del servicio público y el compromiso con el cambio y la modernidad.
Al arrojarme al mercado laboral, me di cuenta de que NO HAY trabajos que contribuyan al mundo en un sentido similar a mi compromiso social. Hay cupos en el escaparate tratamental, que mienten y omiten información deliberadamente, quedan los huecos de los que simplemente están, aún hay algún hueco en los recodos de la frustración, las colas del departamento del cinismo crecen sin cesar. El departamento de la profesionalidad y del servicio público lleva cerrado en las bodegas de esta galera sin rumbo hace mucho tiempo. Cambian las velas, los capitanes mudan uniformes, pera la brújula permanece ciega.
Corren tiempos de indignación, de furia descontrolada, de agonía silenciosa  de millones de “yos” sin fuerzas para alcanzar la ventana de lo mediático, todos sin luz en su horizonte, sin sueños, solo esperando y, todo mecido en una danza derviche sin fin amenizada con la música y la letra de la Orquesta del Ultimo Mercado.
Obviamente, hay lugares en donde el compromiso social, las ideologías y los discursos reivindicativos están presentes. Pero se convierten en un apostolado. Una labor misionera sin subvenciones, ni cierres de calles, apostatando del alineamiento social y la coartada del individualismo.
Despierto, miro el reloj, apenas queda tiempo para el café, el relevo me espera, la cantinela de los cerrojos marcan las manecillas de mi vida, pero no importa aun me queda saldo temporal para tomarme ese café con el subversivo cigarrillo junto a mi compañero, entonamos la letanía diaria de la agresiones, de la mierda del patio, de cómo el director no se entera de nada, miro el periódico, total para lo que me pagan. El café es ácido, mi estomago lleva demasiados años deglutiendo está compuesto pardusco, no aguantara mucho más. El puñetero timbre suena, así no se puede tomar el café. El de seguridad, de visita modular, le acompaño con celeridad, todo en orden, nada nuevo bajo el sol, bueno esta lo de ese hijoputa que nos mete la “mandaga”, pero nunca tiene nada en el chabolo, está haciendo una pasta el perro. Aprovecho, y mientras visitamos el patio hacia los talleres, le pregunto al de Seguridad si me va a poner en aislamiento, llevo muchos años pringando y además los críos vienen con lo de los libros del colegio y es un pastón, no me alcanza.
Acaba el día, ha sido tranquilo, solamente estos cabrones de la caja tonta, que dice no se que de la caída de las bolsas y de nuevos recortes en el estado de bienestar, no hacen otra cosa que meter miedo, si me tocan la pasta, o los horarios ya verán la que les espera, como pase un sindicalista hoy por aquí me va a oír, no hacen nada. Apuro mi café, el relevo ya está aquí, espero que el de seguridad me ponga en aislamiento el próximo ciclo.
Al fin de nuevo en casa, hay que joderse con la caja tonta, vuelven a la carga, que si hay que despedir funcionarios, bajarles el sueldo, que paguen por la educación, que gastan mucho en sanidad, son todos unos cabrones. Al menos el de Seguridad me ha dicho que si, que tendré aislamiento y la productividad, que espera que colabore como hasta ahora con este barco que es de todos, que ya sé que los sindicalistas solo quieren líos para vivir ellos y no ir a trabajar.
Que importa todo, sino soy yo será otro, total para eso trabajamos para el enemigo. Me tomare una birra, para celebrar la productividad