No voy a revelar ningún nombre, no voy a revelar ningún centro, ni ninguno de mis clientes. Sólo les diré que trabajo para el enemigo. ¿Quién no lo hace estos días? Escaparse de contribuir con el sistema es una tarea titánica. Felicito a aquellos que viven del arte o de hacer el bien. Sin embargo, creo que no me equivoco cuando digo que más del 80% nosotros trabajamos haciendo el mal, trabajamos para el enemigo de nuestros propios interese sin quererlo. Lamentablemente, yo pertenezco a ese porcentaje.
Tras años de estudio, de sueños inacabados, de despertares convulsos, la realidad social y económica de mi país me encauzo hacia mi destino. Seria funcionario, y mejor de prisiones, para que los espacios quedasen más delimitados y ceñidos en la seguridad, el cumplimiento del servicio público y el compromiso con el cambio y la modernidad.
Al arrojarme al mercado laboral, me di cuenta de que NO HAY trabajos que contribuyan al mundo en un sentido similar a mi compromiso social. Hay cupos en el escaparate tratamental, que mienten y omiten información deliberadamente, quedan los huecos de los que simplemente están, aún hay algún hueco en los recodos de la frustración, las colas del departamento del cinismo crecen sin cesar. El departamento de la profesionalidad y del servicio público lleva cerrado en las bodegas de esta galera sin rumbo hace mucho tiempo. Cambian las velas, los capitanes mudan uniformes, pera la brújula permanece ciega.
Corren tiempos de indignación, de furia descontrolada, de agonía silenciosa de millones de “yos” sin fuerzas para alcanzar la ventana de lo mediático, todos sin luz en su horizonte, sin sueños, solo esperando y, todo mecido en una danza derviche sin fin amenizada con la música y la letra de la Orquesta del Ultimo Mercado.
Obviamente, hay lugares en donde el compromiso social, las ideologías y los discursos reivindicativos están presentes. Pero se convierten en un apostolado. Una labor misionera sin subvenciones, ni cierres de calles, apostatando del alineamiento social y la coartada del individualismo.
Despierto, miro el reloj, apenas queda tiempo para el café, el relevo me espera, la cantinela de los cerrojos marcan las manecillas de mi vida, pero no importa aun me queda saldo temporal para tomarme ese café con el subversivo cigarrillo junto a mi compañero, entonamos la letanía diaria de la agresiones, de la mierda del patio, de cómo el director no se entera de nada, miro el periódico, total para lo que me pagan. El café es ácido, mi estomago lleva demasiados años deglutiendo está compuesto pardusco, no aguantara mucho más. El puñetero timbre suena, así no se puede tomar el café. El de seguridad, de visita modular, le acompaño con celeridad, todo en orden, nada nuevo bajo el sol, bueno esta lo de ese hijoputa que nos mete la “mandaga”, pero nunca tiene nada en el chabolo, está haciendo una pasta el perro. Aprovecho, y mientras visitamos el patio hacia los talleres, le pregunto al de Seguridad si me va a poner en aislamiento, llevo muchos años pringando y además los críos vienen con lo de los libros del colegio y es un pastón, no me alcanza.
Acaba el día, ha sido tranquilo, solamente estos cabrones de la caja tonta, que dice no se que de la caída de las bolsas y de nuevos recortes en el estado de bienestar, no hacen otra cosa que meter miedo, si me tocan la pasta, o los horarios ya verán la que les espera, como pase un sindicalista hoy por aquí me va a oír, no hacen nada. Apuro mi café, el relevo ya está aquí, espero que el de seguridad me ponga en aislamiento el próximo ciclo.
Al fin de nuevo en casa, hay que joderse con la caja tonta, vuelven a la carga, que si hay que despedir funcionarios, bajarles el sueldo, que paguen por la educación, que gastan mucho en sanidad, son todos unos cabrones. Al menos el de Seguridad me ha dicho que si, que tendré aislamiento y la productividad, que espera que colabore como hasta ahora con este barco que es de todos, que ya sé que los sindicalistas solo quieren líos para vivir ellos y no ir a trabajar.
Que importa todo, sino soy yo será otro, total para eso trabajamos para el enemigo. Me tomare una birra, para celebrar la productividad
No hay comentarios:
Publicar un comentario