Ayer el BOE santificó, lo que
probablemente sea la mayor agresión sufrida por el personal penitenciario, es
cierto que prácticamente cada día hay alguna agresión violenta, las de palabra
o gesto, son continuas, pero que quien
tiene la responsabilidad y la obligación legal de velar por un trabajo seguro
sea quien te excluye de la protección contra esas agresiones, es con
diferencia más agresión que la que podamos sufrir en cualquier modulo.
No cabe duda que la cultura de la
gestión carcelaria tiene un fuerte tufillo a rancio con impregnación de lo marginal
y aliñado con el toque de la arrogancia y la prepotencia que da la
mediocridad, pero de ahí a tratar de
justificar que el personal penitenciario se queda sin protección frente a las
agresiones, porque para eso ya tiene unas retribuciones superiores a las de su
grupo, es sencillamente una inmoralidad que denota la catadura de quien se
esconde tras estos argumentos. Saben sobradamente, que en esas retribuciones no entra ninguna agresiones, entran turnos, noches, estrés, responsabilidad, insalubridad, enfermedades infecto contagiosas, y debería de entrar el sufrir estos gestores sin corazón y sin gestión
En España, mientras no se cambie
la legislación y se contraponga a la europea, el trabajador, la trabajadora,
cualquier trabajador, de cualquier ámbito, tiene
derecho al ejercicio de su trabajo protegido contra los riesgos del mismo,
en primer lugar eliminándolos y si no es posible, evaluándolos, previniéndolo y
protegiendo al fin. Y eso lo dice la Ley concretamente la 31/1995 y ninguna nómina
puede cambiar eso.
Los gestores penitenciarios siempre han negado la necesidad de contar
con ningún plan de prevención contra las agresiones en Instituciones Penitenciaras,
lo han argumentado con el soliloquio de que para eso existe el régimen disciplinario
y que se sancionan estas conductas delos presos contra el personal penitenciario.
Por eso impiden que el servicio de
prevención investigue las agresiones, los mismos responsables que no previenen
que las agresiones se produzcan, investigan porque se han producido, es la
perversión más absoluta.
Esto denota la verdadera naturaleza del
problema, con esta posición nos están
diciendo que el personal penitenciario no tiene derecho a la aplicación de la
legislación en vigor en materia de prevención de riesgos laborales, y que
tampoco tiene derecho a la protección de su salud frente a los mismos. Lo
saben, pero tratan de mantener en la ignorancia al personal, ningún régimen
disciplinario, ninguna sanción, cabe dentro de la prevención y la legislación
de riesgos laborales. Las medidas regimentales, son eso, medidas para mantener
el orden del sistema penitenciario, en ningún caso tienen nada que ver con la prevención
de los riesgos del trabajo, de los que deben de ser protegidos todo el personal
penitenciario.
Fruto de la insistencia de años y
del oportunismo político electoral del momento, se ha producido un protocolo eufemísticamente
denominado contra la violencia en el trabajo, muy básico, de mínimos, para
enfrentar la creciente tendencia a las agresiones que padece el personal de la
Administración General del Estado. Se cocinó a fuego rápido, había prisa por presentar medidas “para los
funcionarios” durante la campaña electoral, cosas que borren cuatro años de
agresiones del Gobierno contra derechos y poder adquisitivo, desde el
inicio Función Pública dejo fuera a Instituciones Penitenciarias, obviamente
sin el menor reparo de argumentar técnicamente ninguna razón, es difícil explicar porque el personal de
Instituciones Penitenciaras no tiene derecho a la protección de su salud.
Urgía sacarlo ante el apremio electoral y consiguieron la activa
complicidad de CSIF y la pasiva de UGT, con la oposición de CCOO. Porque lo
que ningún firmante ha explicado es como en algo tan de mínimos y básico no se
incluye a prisiones y luego se pretende hacer algo mucho más potente solo para
prisiones, la palabra burla es lo menos que puede venir a la mente en estas circunstancias.
Con la mayoría que les da la suma
de CSIF y UGT lo aprobaron en la Comisión Técnica de Prevención de Riesgos y en
la Mesa General de Negociación de la Administración General del Estado.
Que la Administración (sus gestores, tienen nombres y apellidos no
son un ente) no le da ningún valor al trabajo del personal penitenciario es
sobradamente conocido, que la salud y el deterioro por trabajar en prisiones se
la trae al fresco, es reiterativo, con centros sin personal, sin salud, sin
derechos y que cuando por razones del trabajo no servimos, se nos jubila (con
importantes pérdidas retributivas) en el mejor de los casos y siempre al cajón de
los trastos inútiles en todos los casos.
Lo que ya es más difícil de entender es como autoproclamados
sindicatos, defensores del personal penitenciario, votados por el personal penitenciario,
y apoyados económicamente pro el personal penitenciario, pueden votar en contra
del interés más básico de ese personal penitenciario, el interés por la
integridad y la supervivencia. Porque todos conocemos que hay más de 400 agresiones
graves al año, que el 90% de las agresiones graves de la AGE se dan en
prisiones y que el 70% de las mismas son nuestras.
CSIF y UGT nos deben una explicación, porque el personal de prisiones tenemos
menos valor que el resto de personal de la AGE, porque avalan privarnos de
derechos que la Ley nos otorga, porque tienen el cinismo de rasgarse las
vestiduras en los centros con las agresiones si luego apoyan al Gobierno para dejarnos
sin protección frente a ellas. Esperemos que sea por algo más que el hecho de
no lleguen las agresiones a las sedes de estos sindicatos.
Tiene la obligación de explicarnos,
y eso no es contarnos de nuevo el cuento chino de que están negociando un
protocolo solo para prisiones, todos sabemos que es falso, la Subdirectora General
de Recursos Humanos, ya se lo dijo claramente, no hace falta ningún protocolo en
prisiones.
Frente a la inmoralidad cómplice de permitir que sigan las agresiones
contra el personal penitenciario, CSIF y UGT justifican y apoyan al Gobierno excluyendo
a prisiones, con lo que las agresiones se seguirán incrementando, a costa de la
vida y la salud de muchos compañeros y compañeras.
¿Tendrán tragaderas los dirigentes
de UGT y CSIF en prisiones de mirar para otro lado mientras nos siguen
agrediendo? Tal vez el cinismo lo pueda todo y
en la siguiente agresión, en el siguiente centro, sacaran su nota de protesta enérgica,
contra su propia complicidad
11 diciembre de 2015
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