lunes, 11 de septiembre de 2017

EL “PROCÉS” EN INSTITUCIONES PENITENCIARIAS. UN PARADIGMA PARA VACIAR LAS REIVINDICACIONES DEL PERSONAL PENITENCIARIO

Habrá quien al ver el titular haya pensado que es una “boutade” de la autora el mismo, pero que no guarda ninguna relación con la realidad y que defender tal planteamiento podría ser hasta excéntrico o hasta estrambótico

Sin embargo los hechos me llevan a ratificar que existe un paralelismo entre el proceso rupturista unilateral e impuesto iniciado por el independentismo catalán con el proceso rupturista y de división que impulsa USO-Acaip en Instituciones Penitenciaras, pues sostengo que hay elementos comunes en la escenificación, en los procedimientos, en la propaganda e incluso entre la naturaleza de los objetivos.

El discurso independentista se construye transponiendo el imaginario propio, a la categoría de realidad colectiva, con ello se apropian del destino común  y lo vinculan a su propio ideario e interés, equiparando con ello sus deseos y ensoñaciones con las necesidades de construir el futuro colectivamente, logran que aquel que tan solo no comparta o pliegue a su determinismo, no se enfrenta a sus postulados, sino que se enfrenta a la esencia y al destino de la “su patria”



Con las propuestas de USO-Acaip aparece este mismo fenómeno de identitarismo, fruto de sus propios intereses diseñan en un proceso de ensoñación sobre la verdad colectiva y determinan imponerla unilateralmente. Su propaganda se construye desde esa primigenia  estrategia de identificarse como la esencia del colectivo penitenciario, ya desde cuando se autoproclaman sindicato mayoritario, incierto (igual que el independentismo que quiere decidir la parte por el todo), por no existir electoralmente el ámbito.

El independentismo niega la base jurídica y legal sobre la que construye su propia representación y al margen de ella trata de construir e imponer una nueva realidad jurídica. USO-acaip hace lo propio con su retórica exclusivista, con un pensamiento único que niega no solo el ordenamiento legal y jurídico que es él le da el soporte legal para representar su posición, sino la transversalidad y la pluralidad del colectivo penitenciario.

El independentismo catalán construye una realidad paralela y un mundo virtual en el que encaje su proyecto de  sistema de privilegios para perpetuarse en los mismos como clase.

El independentismo de Uso-acaip construye su realidad virtual, donde ha dormido caliente más de seis años, y trata de contagiarnos al resto del colectivo con sus sueños paralizantes y desmovilizadores.

Construir sociedad, unidades políticas, o relaciones laborales sobre el principio de exclusividad a parte de una regresión histórica representa  un absurdo en términos jurídicos y de derechos colectivos, siempre aparecerá alguna exclusividad, sobre la anterior exclusividad. Pues la presunta exclusividad, encarnada en las esencias de un Puigdemont a la castellana, representa un retroceso de derechos y libertades para el personal penitenciario.

Construir una realidad paralela exige subvertir la normativa vigente y el marco de relaciones laborales establecidas, este aspecto, no nos detalla la dirigencia de Acaip como piensa abordarlo, no tienen capacidad para crear normativa de “desconexión” de las relaciones laborales, ni tan siquiera esta donde se puede negociar estos cambios en la normativa.

En su propaganda de la pseudocampaña estival, ha dado un paso más materializando su intencionalidad de construcción de una nueva realidad de las relaciones laborales, que sustenta sobre estas propuestas.



Empleo.  Tres mil quinientas plazas más la tasa de reposición. Cualquiera de nosotras podríamos subscribir esto, estamos hablando de 5.500 plazas que sin duda aliviarían los déficits estructurales que padecemos. Aunque en realidad hablamos de una oferta extraordinaria de 500 plazas en cuatro años, pues tenemos 3.000 plazas vacantes y presupuestadas y la tasa de reposición el Gobierno la cubre (de momento). 500 plazas nuevas no dan para abrir lo que falta de Pamplona, Madres Tenerife, Archidona, Ceuta.
    
    Pero lo más importante, porque no defendieron todos estos años de pérdida de empleo estas plazas, hoy sería más fácil conseguirlas y, sobre todo, como van a obligar al Gobierno a ponerlas en la OEP, si NO VAN A NEGOCIAR DICHA OFERTA.

·        Regulación específica. Para mejorar la gestión de personal, por el contenido funcional propio, marco retributivo especifico…en definitiva bajo ese eufemismo, piden una sectorización fuera de la Administración General del Estado.

A este asunto ya le he dedicado unas palabras (http://ojocarcelario.blogspot.com.es/2017/07/en-la-madriguera-del-sector.html) con lo que introduciré solamente elementos para la reflexión:
Ø  Porque se olvidan que ya existe regulación específica para IIPP
Ø  Porque se pueden conseguir esas mejoras en un marco jurídico más restrictivo, con menos derechos y menos capacidad negociadora como el que defienden, sino han sido capaces de obtenerlas hasta ahora en mejores condiciones de relaciones laborales.
Ø  Porque no dicen que un ámbito propio de gestión de personal potencia clientelismo, amiguismo y falta de transparencia que tanto gusta a nuestros gestores, esa regulación  les amplía sus espacios para la prepotencia y la alegalidad
Ø  Porque no dicen que ningún ámbito específico tiene competencias sobre sus retribuciones, toda negociación queda supeditada a acuerdo en ámbitos superiores, DONDE TAMPOCO PUEDEN INTERVENIR y en definitiva a PGE.
Ø  La especificidad que se cita se da en numerosos departamento de la AGE y su especificidad se puede abordar (y se hace, nosotros tenemos regulaciones concretas) desde el marco jurídico actual, hay muchos colectivos en AGE, con horarios especiales, riesgos especiales y comités propios, regulaciones de ámbito, ectra.


·    IIPP en Ministerio de Justicia.  Bien nos parece que le digan al Gobierno como organizar sus ministerios, sirve lo anterior, del olvido de tantos años, pero sobre todo estaría bien conocer alguna autocritica de los nuevos paladines, por la defensa que hicieron en su momento en sentido contrario, el sindicalismo veleta es legítimo, pero no está de más alguna explicación de los cambios de posición.
Esta reivindicación va de la mano de la anterior, pues Justicia ya tiene un marco normativo especifico, lo que se supone representaría sumarnos al mismo.

Pero sobre todo deberían de explicar si lo que están pidiendo es la transferencia de prisiones a las CCAA que son las competentes en materia de Justicia y como abordarían dejar al persona penitenciario sin movilidad y concursos nacionales. TAMPOCO TIENE COMPETENCIA PARA NEGOCIARAR ESTOS ASPECTOS

· Recuperar perdidas retributivas. Bravo¡¡¡, todos de acuerdo, pero como conseguirlo? desmovilizando al personal durante años? En soledad USO que no está en ninguna mesa donde se negocia sobre retribuciones?...??? a perdón que este punto era solamente para ilusionar al personal.

·     Retirar seguridad privada. De acuerdo, pero no solo es la seguridad privada las privatizaciones, defender el servicio público de prisiones va mucho más allá, y sobre todo, que las privatizaciones no son decisiones de Yuste, son del Ministro al que defienden tanto como a las políticas del Gobierno para prisiones. Así que aunque cesen a Yuste, la privatización sigue.

·    Garantizar sistema de salud. Está bien defender la protección y prevención de las agresiones al personal penitenciario, pero para eso no hay que inventar nada, hay que exigir que se aplique la Ley de Prevención de Riesgos Laborales en prisiones, el último invento, como el protocolo, va a costar muchos expedientes y ocultación de agresiones al personal penitenciario.
Este breve resumen de su escrito al Ministro Interior evidencia como el paradigma exclusivista y anti-unidad de USO-acaip no tiene nada que ver con las reivindicaciones objetivas del personal penitenciario.

En primer lugar porque se utiliza como punta de lanza contra la Plataforma de la Mayoría Sindical que son los que están en las diferentes mesas donde se puede negociar estas cuestiones. Difícil parece de conseguirlas cuando las utilizo para atacar a otras organizaciones.

En segundo lugar toda esta quimera de propaganda, de que en un mundo donde ellos tengan más delegados y recursos todo nos iría mejor (igual que el independentismo que dice que acaba con el paro, los recortes, la falta de servicios públicos o la corrupción fuera de España) choca frontalmente con la realidad, no solo de quien debe negociar por representación del todo el personal, sino con los actos sostenidos hasta ahora, han descubierto tras caerse del caballo que prisiones es un servicio público en continua degradación, si es así, son lentos, de reacción.

Al final de la arcadia feliz que nos vende la Uso-acaip, resulta que se sostiene sobre argumentos falaces, sobre la pasividad, la colaboración de facto, para que todo siga igual con el Ministro del Interior. Dividiendo plantillas, sin espacio para defender sus propuestas y en un salto al vacío, que no solo colabora a un marco normativo que facilita la privatización, sino  que permite perder derechos, sin que otros nuevos y mejores tengan garantía de sustituirles.



El final es siempre el mismo, quieren la independencia, para mejorar su situación personal y como organización, y no dudaran en inmolar los derechos conseguidos durante muchos años, si a cambio amplía su base clientelar, sus horas y sus liberados. Nunca pueden ir en unidad por eso, porque no alcanzarían lo que realmente quieren.


Lo que toca colectivamente, es frenar este intento arribista y suicida, de cambiar derechos por privilegios para alguno y si en ese camino la afiliación de USO-acaip se conforma y resigna, hipoteca su derecho al lamento y la queja

lunes, 4 de septiembre de 2017

ENTRE LO NECESARIO Y LO POSIBLE. ¿SIRVE PARA ALGO LA UNIDAD SINDICAL EN PRISIONES?

Es una evidencia tan rutinaria como insultante que los servicios públicos en España han sufrido un profundo deterioro fruto de las políticas neoliberales del Gobierno de recortar, destruir, vaciar lo público para que haga negocio lo privado.

Instituciones Penitenciaras es un ejemplo lacerante de este dogma que engorda bolsillos y vacía conciencias. El Gobierno y su Ministros de Interior han desarrollados políticas orientadas a hacer inviable el modelo penitenciario constitucional, necesitan convertir como inevitable sus políticas de transferir los recursos públicos a la cuentas de beneficios de un reducido club de amiguetes.

Existe una confusión, bastante interesada en muchos casos, como ingenua en una mayoría, de asociar al Sr. Yuste con el drama que éstas políticas generan en el corazón del servicio público de prisiones español, tratando de crear una cortina de humo donde la “maldad” “incompetencia” personales se imponen sobre las decisiones de Gobierno y las opciones de estrategia política. Ese mensaje, bastante interiorizado, es el salvavidas de mañana para quienes destrozan lo público en prisiones.

El Sr. Yuste al margen de sus bondades personales, que seguro que como todo ser humano alguna tiene, no es el eje del problema en prisiones.


Que existan 3.000 plazas presupuestadas y vacantes sin cubrir, que los concursos sean una chapuza y acumulen frustración en sus participantes, que los periodos de prácticas sean eternos y al margen de la Ley, que impidan que se aplique la ley de Prevención de Riesgos en Prisiones y continúen las agresiones, que se privatice y se gaste más dinero público  con ello, que no se forme y recicle al personal para sus necesidades profesionales y se haya convertido los cursos en un foco de clientelismo, que las direcciones de los centros sean reinos de taifas autócratas, que el transporte sea caduco en muchos centros, que el personal laboral sean parias en la institución, que se degraden hasta imposibilitar la asistencia los servicios sanitarios, que los derechos legales haya que pelearlos judicialmente o que nuestra salud esté en peligro por falta vacunación, riesgos psicosociales, biológicos. Que no veamos reconocido retributivamente nuestro trabajo. Es responsabilidad de las políticas del Gobierno y sus Ministros


En definitiva que las condiciones laborales de prisiones sean draconianas, no es una decisión de la SGIP. Es una política de Gobierno en una estrategia premeditada y metódicamente aplicada de degradación de un servicio público tan esencial como es el del cumplimiento de las penas, con un doble objetivo hacer negocio con todo lo penitenciario e implantar un modelo de intervención penitenciaria en la periferia de la Constitución.

Frente a esta lamentable radiografía de la situación laboral en las prisiones, es obligado hacer alguna referencia a como se puede llegar a esta situación, sin que por parte del colectivo penitenciario se haya planteado una respuesta seria y sostenida, que si no la impida, al menos, la aminore o la diluya.

En Instituciones Penitenciarias se dan algunas singularidades propias de ámbitos sindicales emergentes, es cierto que existe una de las mayores tasas de afiliación del país a las organizaciones sindicales, pero como paradoja de esa situación los sindicatos son débiles y más orientados a los servicios de “cuasigestoria” que a una propuesta de acción sindical permanente que confronte con alguna visión de futuro frente a la regresión que sufren las condiciones laborales con la política gubernamental de desmantelamiento de lo público.

Ello se produce por un marcado carácter individualista existente en el colectivo, con asociaciones de todo tipo, por categoría profesional, por área de actividad, ectra. lo que fortalece las tendencias corporativas confrontando intra e inter los diferentes ámbitos penitenciarios y con el resto de departamentos y servicios públicos de las AADD. Esta radicalidad en las esencias fundamentales de lo que hacemos cada uno de nosotros con lleva baja participación en lo sindical, posibilitando por inacción el arribismo de los menos capaces pero los más osados para las labores de representación y que las estructuras sindicales actúen con independencia de la afiliación o en ocasiones en contra de la misma, factor utilizado y potenciado por los gestores para favorecer clientelismos particulares en las relaciones laborales.

Es en éste reseñado sintéticamente contexto es en el que debemos de reflexionar en porque no hay una resistencia sindical, que merezca tan nombre, y obviamente si nadie resiste y se enfrenta a las políticas de recortes, éstos avanzan y se consolidan, por más enojo personal que manifestamos cada una y uno de nosotros en el ámbito privado. Porque no nos dejemos engañar, esto va de quien tiene más fuerza, no de quien tiene más razón, o quien pide más, sino de quien tiene la capacidad de doblar o aminorar la presión del Gobierno sobre Instituciones Penitenciarias. Si el personal penitenciario no demostramos tener fuerza, esto ira a peor inexorablemente.

Hasta ahora existía una denominada “Plataforma Sindical Mayoritaria” (csif, ccoo, ugt, y en los últimos tiempo apfp) que era la única que en exclusividad ha desarrollado una actividad sostenida durante estos años basada fundamentalmente en concentraciones en casi todos los centros y en ruedas de prensa y comunicados, en definitiva en una labor de denuncia de la situación exclusivamente. Que está bien, pero no parece hacerle demasiado daño al Ministerio de Interior.



En el veranos también volvió de un descanso de seis años USO-Acaip con una campaña mediática dirigida a obtener muchos titulares y espacios en medios de comunicación, con independencia del buen gusto o no de expender chorizos en la vía pública sin carné de manipulador o donar sangre a la cruz roja para que haga negocio con ella es cierto que saben dominar el escenario, pues sus dos objetivos pueden considerarse conseguidos: por un lado hacer olvidar a sus afiliados que han cohabitado y mecido la cuna del Sr. Yuste durante todos estos años en los que se olvidaron de todo lo que denuncian ahora. Y por otro identificar a prisiones con sus siglas en los medios de comunicación, aun a costa de aumentar la dosis de sensacionalismo y amarillismo en su acción sindical. 

También está bien que los medios de comunicación  hablen de nosotras, pero también en esta ocasión es solo eso una campaña de propaganda, posiblemente relacionada con cuestiones internas, hemos tenidos dos presidentes de ese sindicato sin que mediara Congreso u órganos de dirección que los cambiase, situación que coincide con su salida de la madriguera tras todos estos años. Pero el postureo tampoco asusta demasiado en el Ministerio de Interior (o tal vez no sea la intención sindical asustar al Ministerio del Interior) unas riestras de chorizos no dan mucho miedo.


Porque hay un elemento relevante de toda la campaña de USO-Acaip, que no se centra en las políticas y en las decisiones gubernamentales que nos han llevado hasta aquí, auténticas responsables del caos que padecemos.

Se centran en Angel Yuste como destilado de todos los males, y cuál es el fin, que en algún momento el Srl Yuste, dimitirá, se retirara, lo cesaran, o lo ascenderán y podrán atribuirse el cambio de personal a sus acciones, presentándose como salvadores de un mal en el que son coparticipes por omisión. Que no esté Angel Yuste al frente de prisiones no representa cambio alguno en las políticas que padecemos, con lo cual se movilizan no para cambiar las políticas que nos generan problemas sino para evitar que el Ministro tenga problemas con el colectivo penitenciario, desviando el foco de atención.

No es nueva su estrategia, es su naturaleza sindical, lo han hecho en más ocasiones, cada vez que hay problemas aparece el discursos super-radical que desmoviliza al personal y nos lleva al punto de salida, cambiarlo todo para que no cambie nada.

Y finalmente, también hay buenas noticias en el panorama laboral penitenciario, un cambio generacional, acumulando desprecios y marginación, ha dado un paso al frente para reivindicarse como sujeto y no espectador de las condiciones laborales que padecemos. Un movimiento transversal de personal funcionario aglutinado en torno a las siglas FPU ha traído un soplo de aire fresco a la dialéctica sindical. Es cierto que hay buenas dosis de ingenuidad, que les falta propuesta y falta de formación sindical, que en su interior hay lobos de organizaciones sindicales que los ven como un problema que intentarán romperlos desde dentro. Pero también es cierto que han dinamizado el esclerotizado mundo sindical penitenciario, que se han convertido en un factor de presión y exigencia al orden sindical establecido. En definitiva es el único elemento novedoso sobre el escenario que siempre se ha repetido para quedar siempre con menos derechos y menos condiciones laborales.


Con estos tres bloques tan dispares se debe de poner sobre la mesa si hay algún objetivo común que permita hablar de unidad sindical y para conseguir que.

Tanto la Plataforma Sindical Mayoritaria como FPU, han hecho llamamientos a la unidad a USO-Acaip, que han encontrado o el silencio o el rechazo en encuentro bilaterales por parte de éstos últimos.

La unidad sindical es una herramienta poderosa, significa que todo el colectivo esta unificado por un objetivo común, y que sus acciones pueden modificar políticas y decisiones del Ministerio, es decir la unidad no es algo para sí misma, es una herramienta para conseguir objetivos que nos beneficien a todos.

Con Unidad Sindical y Movilización  se pueden ir cambiando cosas de un modo estratégico. Pero aunque la unidad sindical es una necesidad los objetivos de cada parte la hacen prácticamente imposible.

Para ello USO ha puesto barreras artificiales para su salvaguarda, con las que intentar lavar su imagen en las plantillas por no querer unidad sindical, no ha hecho como es natural en todo este tipo de alianzas, buscar lo que une y dejar para la acción de la organización lo que separa. USO-Acaip ha puesto sobre la mesa lo que separa para evitar trabajar por lo que une, es decir, sus objetivos no van a conseguir cambias de las condiciones laborales, sus objetivos se dirigen a conseguir una mejor posición de sus intereses sindicales.

La evidencia es que no cuestionan la política penitenciaria del Gobierno, sino a un quemado Yuste, cuya remoción de prisiones no tendría efecto alguno. Y en un segundo nivel construyendo una nueva propuesta “veleta” pues solicitan pasemos a Justicia cuando ellos mismos pidieron pasar a Interior.
Nada dicen de como conseguir OEP, fin agresiones, concursos…hasta ahora su autoproclamado sindicalismo mayoritario no ha servido para evitar la degeneración de la Institución y la degradación de las condiciones laborales, se van a poner a trabajar ahora para que eso no sea así. No parece muy serio, puede servir para lanzar consignas sectarias, y dividir al colectivo, pero no para alcanzar nada. Solo para conseguir una OEP extraordinaria, o para frenar las agresiones, ya merecería la pena la Unidad Sindical.

La unidad sindical sirve para conseguir derechos y recuperar los arrebatados, solamente para eso, para defender los derechos del colectivo penitenciario.

Pero como se trata de jugar a la política que dictan los partidos a sus intereses, de que no haya una contestación fuerte del personal penitenciario que cuestione al Gobierno, y de cambiar derechos colectivos por prebendar particulares para la organización sindical, la Unidad Sindical es una quimera. Es una necesidad objetiva, pero es un sueño imposible, porque alguien se ha empeñado en caminar en la dirección contraria a los intereses del colectivo

Solo una reacción firme de la afiliación de USO-Acaip exigiendo Unidad Sindical, construida sobre lo que nos une, puede cambiar el drama del colectivo penitenciario.

No hay tiempo para el teatro en #sosprisiones es tiempo de unidad y Movilización





jueves, 20 de julio de 2017

EN LA MADRIGUERA DEL SECTOR PENITENCIARIO. O COMO REGALAR LOS DERECHOS CONQUISTADOS

Cuando el estío reseca meninges y ahoga la respiración, llegan las ensoñaciones y las ansias de conquista de territorios trillados por el abandono y el olvido. Y es con ésta canícula como de nuevo llega lo viejo, cual culebrilla veraniega, y de nuevo al personal de las prisiones se nos promete el maná de la sectorización como paraíso hacia el que caminar por el desierto del desprecio y la pérdida de derechos.

La franquicia de Uso en prisiones, Acaip, ha vuelto, otra vez, a poner sobre el tapete el afiche del sector para prisiones, en torno al cual se parapetan y justifican para  combatir a la vez que, despreciar la unidad sindical y a todos aquellos, organizados en sindicatos o no,  que no les sigan en su nueva huida hacia ningún lado envueltos en su riestra choricera a donar sangre.

El sector se ha convertido en un fetiche para amenizar la soledad de las ideas, sobre todo cuando quien lo propone tiene entre alcanfor un fondo de armario con gran surtido de “ideas y propuestas” acordes a cada necesidad, no las precisas del colectivo, sino la de quienes dirigen la franquicia. Son un sindicato eólico, se mueven al son del cierzo, tramontana, o del terral según conveniencia

Es la misma organización que “solo” era para el personal de vigilancia, y que sin mayores rubores ni teóricos ni de coherencia se fueron extendiendo al vaivén del día, a los hasta entonces denostados de oficinas, área mixta, sanitarios, hasta los siempre estigmatizados de tratamiento. El voto es el voto, hasta crearon un sindicato de laborales, con efímero y triste paso por la Institución. Son los mismos que ridiculizaban en sus panfletos faltones la pertenencia al Ministerio de Justicia, al que dicen querer volver. Eran solo de vigilancia, eran solo de prisiones, hasta que se hicieron franquicia de USO y tuvieron reconocimiento de sindicato institucional, asaltaron las mesas de negociación de la Administración General del Estado y les faltaron peldaños para llegar a la ansiada “cogestión”.

El oportunismo cateto se caracteriza por tratar de sugestionar al colectivo de que sus “necesidades” son las propias del colectivo, un ejemplo identitario de estas características lo tenemos con el mediático nacionalismo e independentismo, donde sus intereses de partido los presentan como los propios de la nación, cuando realmente los interés de esa nomenclatura son opuestos a los de la mayoría que tratan (y a veces logran)  de seducir.

En el caso de prisiones la demanda del sector, estatuto y demás eufemismos para engaño de incautos se trasviste de mejoras y demandas “históricas” tras las que se ocultan las verdaderas intenciones.

Nos dicen, nos dirán, nos sugestionaran con consignas tan machaconas como vacías. Nos encontramos que nuestros salarios serian mejores si solo se negociaran en prisiones. Nos dirán que tendremos más derechos si solo se cocina en la calle Alcala. Que somos especiales y diferentes que no vale la legislación general para nosotros… y así un continuo de ilusionantes propuestas para alcanzar el paraíso laboral en prisiones.

La verdad, si animo de extendernos de momento, habrá ocasión de hablar de las regulaciones especiales para colectivos de empleados públicos y sobre sus consecuencias, es necesario resaltar que cualquier demanda del colectivo penitenciario se puede regular con la normativa actual, prueba de ello son los horarios especiales o la segunda actividad por citar alguna referencia.

Es decir no hace falta atar al colectivo con regulaciones estrechas y especiales para conseguir derechos y defender los que se tienen, hace falta tener más respeto por los que se representa y después de ocho años de cómplice silencio con la administración penitenciaria más retrograda y funesta de la historia decirle al personal, que han tenido “una idea”. En definitiva hace falta pelear más los derechos, buscar alianzas con los demás, movilizar y explicar al personal, solo hace falta más sindicalismo. Porque la retribución, los derechos, el empleo dependen de un único lugar, el Gobierno al que hay que obligarle a negociar, para lo que ser más débiles, no parece lo más inteligente.

Los estatutos, regulaciones específicas, sectorización solo se dan cuando son útiles al Gobierno de turno, se venden como una modernización y un avance laboral, pero tras el primer momento muestran su verdadero rostro.

Son regulaciones que limitan derechos al personal y por lo tanto hacen más fuertes, prepotentes y autoritarios a los gestores (imaginar eso en prisiones, viendo como esta hoy el tema sin regulación especial), todos los días el SUP o la AUGC nos lo recuerdan, donde los principios legales más básicos los tienen que pelear porque están permanentemente en cuestión.

El Estatuto, la Sectorización, implica que decisiones del departamento, dentro de los parámetros dictado por el Gobierno y la Administración de turno, se gestionan a conveniencia del gestor, que determinara ratios de personal, productividades, días libres lo más restringidos posibles para hacer méritos respecto a quienes mandan de verdad.

El sector es poner un mero intermediario para  que se nos recorte y apriete en nuestros derechos a las órdenes del Gobierno, ¿porque renunciar a negociar con quien decide, el Gobierno y hacerlo con su señor feudal?

Las experiencias en esta regresión  que se le ha ocurrido a Acaip como original propuesta, son evidentes, por ejemplo, la AEAT ha perdido más del doble de personal que nosotros, tienen una carrera profesional acordada hace siglos y no se la aplican y además no tienen donde recurrir. Correos, se ha convertido en una empresa privada, con miles de puestos de trabajo perdidos, reducción de sus condiciones laborales. Sin ir a otros lados, tenemos el OATP lo han convertido en una empresa privada dedicada a obtener beneficio, todo ello con el sospechoso silencio de Acaip.
Es una gran mentira afirmar que las regulaciones específicas amplían derechos y mejorar las relaciones laborales, es justamente al contrario, sobran los ejemplos.

En el caso de prisiones estaríamos hablando de una potenciación de la privatización extendiéndola más con el pretexto de la falta de personal. La privatización no implica, como ridículamente algunos manifiestan, echar a nadie, implica que no entra personal público, que las condiciones del personal público “compiten” con las del privado con la consiguiente pérdida de derechos y retribuciones y que por supuesto el servicio “publico” se orienta hacia la rentabilidad y no la prestación de servicios universales a la ciudadanía.

En definitiva la sectorización implica inexorablemente pérdida de derechos laborales, privatización, precariedad y menores retribuciones. ¿Por qué se insiste tanto en ello entonces?
Se insiste porque lo que realmente están pidiendo no son mejoras para el colectivo, tras la cortina de humo de la sectorización solo hay intereses particulares de la nomenclatura sindical de la franquicia de Uso. El sector generaría más delegados sindicales, lo que significaría tener más liberados, más horas sindicales, más gentes para hacer clientelismo y cubrir las vergüenzas del Gobierno como los últimos ocho años.



No nos preguntaremos si este escenario le interesa al Sr. Yuste, el de tener un colectivo laboral atado de pies y manos, representado por treinta monedas en la mesa de negociación y entronizado como Caesar, es el sueño de cualquier gestor. Aunque las cosas de los presupuestos del dieciocho con el pago del peaje, al siempre necesario nacionalismo vasco, en monedas talegüeras le pone en mal lugar para seguir.

La añoranza de Uso en prisiones por tiempos pasados ha llevado a abrir el archivo histórico, para sacar viejas consignas y nuevos dirigentes de ese pasado, que sustituyen al Presidente que mantenía la paz social. Pero no se alarmen, la vicisitudes palaciegas no implican cambio de rumbo, solo cambian las formas, parecer más radicales para acabar en el mismo sitio, sosteniendo políticas de recortes y perdidas de derechos.

En definitiva este “procés” a la castellana por independizar al personal penitenciario de sus derechos laborales a través del “estatut propio” para prisiones está condenado al mismo fin en  que su hermano político en Cataluña, volver al archivo de la historia. Porque hoy, más que nunca, son necesarios los procesos de unidad para ser más fuertes y defendernos mejor de los siguientes recortes que el neoliberalismo impondrá en la Administración y en Instituciones Penitenciarias.

Ni miles de delegados, ni miles de horas sindicales, ni miles de liberados justifican regalar los derechos del personal a el Sr. Yuste con una sectorización o estatuto.

Deberían de pensar en ello desde la nomenclatura de Uso prisiones y del precio que están dispuestos a pagar entre el personal por este regalo a la Administración, y que se ahorren los golpes en el pecho y el “no sabían”, el cinismo no cuenta como opción explicativa.




sábado, 20 de mayo de 2017

LA INDECENTE RUTINA DE LAS AGRESIONES AL PERSONAL PENITENCIARIO

Cuando las palabras, los gestos, las condenas, se reiteran en los medios, en las autopistas de las redes sociales, en los comentarios de lo cotidiano. Se gastan, quedan vacías, cascarones viejos recién nacidos que navegan hacia los mares del “nunca jamás”.

Las agresiones al personal penitenciario son de esas cosas que se pierden entre las rutinas de los titulares y el vacío de las condenas. Son hechos que sirven para rellenar un instante de algún becario periodístico o satisfacer el narcisismo de algún delegado sindical, pero que no trasciende más allá de la palabra vacía y hueca.

El personal de prisiones tiene por naturaleza una herencia de denostación o en el mejor de los casos de displicente indiferencia social. Es difícil, inclusos tras muchos años, borrar la ignominia del pasado, pero más difícil aun es que las gentes se miren en el espejo de las prisiones, porque ven qué sociedad han construido. Las prisiones son oscuros eclipses que tapamos con nuestro dedo para no ver nuestra propia alma, y como todas las cosas oscuras de “la familia” son del tipo de cosas de las que es de mal gusto hablar entre las gentes de “bien”.


Por eso las agresiones al personal penitenciario no pasan de ser algo natural en un muy natural mundo de sordidez y opacidad, del que mejor no hablar ni conocer, alcanza con citarlo, con etiquetarlo, pero que la luz no traspase  los muros y las concertinas.

Las prisiones españolas, no tienen nada que ver con la sordidez del pasado ni con los centros de vacaciones, que según al interés de cada quien se califican, nada que ver con espacios de ocio ni con “rambos” justicieros con su taser x26 en la cintura.  El sistema penitenciario español tiene profundas carencias, serias necesidades, pero sin lugar a dudas, es una institución madura y moderna, es un sistema garantista, controlado socialmente y que se puede calificar sin caer en la exageración como uno de los más avanzados y eficaces del mundo.

Por ello, que el personal penitenciario sea agredido cada día, física, psicológica y verbalmente ante la indiferencia de quienes gestionan la institución penitenciaria, no deja de ser una profunda anomalía que no encuentra justificación  en ninguna  causa primigenia de la naturaleza de la prisión.

Evolución anual e las agresiones en Instituciones Penitenciarias
((fuente: http://www.sae.fsc.ccoo.es/noticia:228978--CCOO_exige_al_Gobierno_soluciones_a_la_violencia_en_el_trabajo_en_la_Administracion_General_del_Estado#

Las causas de las agresiones al personal penitenciario son multifactoriales, siempre hay quien pretende pescar en río revuelto, y trata de señalar la que más conviene a sus intereses particulares. Pero lo cierto, está suficientemente evaluado, es que las causas son múltiples, todas estructurales con la gestión del modelo penitenciario. No cabe duda que contar con un 25% de patología mentales encerradas en una prisión es un factor, que la falta de expectativa vital en sus codenas para determinados presos es otra, que no haya personal es un factor desencadenante, que la perdida de libertad nos inadapta  y rebela a todos es otra.

Pero que en solo cinco años se hayan duplicado las agresiones físicas al personal penitenciario, cuando son las mismas leyes, los mismos mecanismos, eso sí menos plantilla, ello denota que las agresiones tienen un componente aglutinador de todas (y otras) de las causas citadas, y es que se han instalado como un riesgo laboral dentro de la actividad del personal penitenciario.

Y frente a un riesgo laboral, los gestores adalides de la indiferencia, tratan de sacar del punto de mira su propia responsabilidad y ponen el acento en la necesidad de incrementar los medios punitivos; en responsabilizar al personal agredido por su “falta de profesionalidad”. En definitiva en la indecencia de no asumir las responsabilidades propias y con igual indecencia transferirla a las víctimas.

Por eso el Gobierno ha aprobado un plan contra las agresiones en prisiones que no trata de atajar las agresiones al personal, solo como responsabilizarlo de que se le agreda, y como salvar la cara de esos gestores que miran a otra parte y de paso aprovechar para hacerle un rato de publicidad a un Gobierno que ha alzado los muros de las prisiones para que no entre la salud laboral y los derechos fundamentales para el personal penitenciario.

Porque de eso se trata en esencia el problema de las agresiones, de que el Gobierno y sus gestores centran todas sus energías en que la Salud Laboral, la prevención de Riesgos laborales, no entre realmente en las prisiones, que sea un epígrafe nominativo, pero que no tenga contenido de prevención alguno.

Evolución de las agresiones cada 100 internos 
(fuente: http://www.sae.fsc.ccoo.es/noticia:228978--CCOO_exige_al_Gobierno_soluciones_a_la_violencia_en_el_trabajo_en_la_Administracion_General_del_Estado#

Si hay prevención de riesgos laborales en las prisiones, como mandata la ley, española y europea, representaría que el personal penitenciario intervendrá en gestionar la protección de su vida y su salud, y eso es un reto que no puede asumir la estructura del ordeno y mando sobre la que se sostienen las relaciones laborales en Instituciones Penitenciarias.

Por todo eso, y algo más,  también es indecente apoyar a un Gobierno que prima la propaganda frente a la protección, que defiende a la incompetencia frente a los agredidos, es indecente  decirle al Parlamento que hay un plan contra las agresiones en prisiones cuando las agresiones e multiplican a diario. Definitivamente es una burla a la soberanía popular y al mandato emanado para que se protegiese al personal penitenciario

Tanto UGT, como CSIF apoyan al Gobierno y su plan de propaganda, deberían de explicarlo, hasta el momento solo han sacado soflamas para justificarse, promesas de lo que cambiaran más adelante, apoyan y firman para ver que pueden apoyar y firmar más adelante. Definitivamente no valoran mucho la inteligencia del personal de prisiones  cuando solo venden más promesas.

Es urgente explicar porque se renuncia a proteger al personal penitenciario por parte de los que dicen defenderlo, y es urgente explicarlo de un modo transparente, convincente y adulto, porque seguro que el personal penitenciario formado en un 70% por personas con formación universitaria seguro que les entenderían si sus argumentos se manifestasen desde la verdad y el respeto a las plantillas de los centros penitenciarios

La indecente rutina de las agresiones al personal en las prisiones, continuara, porque ni las soflamas, ni los panfletos, ni las justificaciones, ni la propaganda pueden tapar la indecente rutina de que se agreda al personal penitenciario todos los días con la complicidad e indiferencia de los de siempre.

La indecente rutina solo se romperá cuando los agredidos, los vilipendiados, los olvidados, den un paso al frente, muestren su rostro y digan basta, exijan su derecho a la integridad personal, su derecho a la salud laboral, su derecho a la prevención de riesgos.

Su derecho en definitiva a que también a ellos se les proteja con la Ley de Prevención, sin pretextos o coartadas de excepcionalidad no demostrada nunca en 21 años de existencia de la Ley.

Solo entonces, la indecencia de las agresiones dejara de ser la normalidad y el respeto a la Ley y a la prevención llenaran las palabras vacías de hoy hasta convertirlas en un grito de dignidad.

martes, 3 de enero de 2017

LA CÁRCEL DE LOS ROBOTS

A pesar de ser más numerosos los seguidores Wells que los de la problemáticas profesionales de las cárceles. No abordaremos esta entrada del blog como las posibilidades de una nueva guerra de los mundos en el entorno penitenciario, tampoco nos referiremos a la más verosímil posibilidad de que muchos de los actores penitenciarios tengan comportamientos robóticos y estandarizados profesionalizados.

Hoy abro una reflexión acerca de qué modo y en qué medida puede la revolución tecnológica  y los procesos de inteligencia artificial inherentes afectar al mundo de las prisiones desde el plano de lo laboral.

Tal y como previene la colaboración de investigación europea en Seguridad y salud ocupacional (PEROSH) en uno de sus trabajos de posicionamiento conjuntamente con la EU-OSHA un cambio significativo tendrá lugar sobre la manera en que entendemos el mundo del trabajo, teniendo como resultado una transición gradual desde formas de trabajo y tiempo relativamente estandarizadas en las organizaciones hasta formas más complejas y diversificadas de entornos de trabajo y distribución de la jornada laboral. (PEROSH, The changing world of work and OSH, 2015

Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre «Los efectos de la digitalización sobre el sector de los servicios y el empleo en el marco de las transformaciones industriales» establece algunos elementos para la reflexión  del impacto que las nuevas tecnologías tienen ya en el mundo del trabajo.

La digitalización transforma todos los segmentos de la sociedad y la economía y, por lo tanto, incide lógicamente también en el trabajo y el empleo. La tecnología puede aumentar la riqueza hasta niveles sin precedentes y potenciar la calidad del trabajo y el empleo en Europa. No obstante, estas oportunidades conllevan riesgos, algo que resulta evidente en todos los sectores económicos, incluido el sector de servicios privados.

Con el fin de contrarrestar el aumento de las desigualdades de renta ocasionadas en parte por la digitalización, debería potenciarse la negociación colectiva en todos los niveles, en especial también en los sectores y en las empresas que se ven afectados por la digitalización. Esto puede garantizar que las nuevas formas de organización digitalizada del trabajo mejoren, en lugar de deteriorar, la calidad del trabajo.
Se está produciendo una disminución en la demanda de trabajadores de cualificación media y elevada, que se espera que caiga aún más en un futuro próximo. Según diversas estimaciones, aproximadamente el 50 % de los empleos actuales corren el riesgo de ser sustituidos por la tecnología digital en los próximos veinte años.

Un sector de servicios digitalizados crea una fuerte demanda de mano de obra capaz de cumplir tareas intensivas en conocimiento, especialmente en servicios de índole profesional y técnica como los que, por ejemplo, gestionan las redes informáticas. Las tareas efectuadas por estos profesionales suelen llevarse a cabo a distancia y en cualquier momento por medio de dispositivos móviles digitales.

Los elementos que pone sobre la mesa la revolución tecnológica son dicotómicos, por un lado elevara la productividad de un modo exponencial, el desarrollo de potencial tecnológica se extenderá en cualquier esfera de la vida y democratizara el acceso a la información y el conocimiento.

Pero al mismo tiempo con el actual modelo de organización del trabajo y de la estructura social generara niveles de desocupación (el paro estructural y la precarización actual se explican en buena medida en esta revolución) difíciles de sostener sin cambios estructurales o graves conflictos sociales. No predican que al igual que en otras revoluciones tecnológicas el empleo destruido será temporal y que la nueva tecnológica generara nuevas bolsas de empleo. Pero lo cierto es que ninguna revolución anterior genero un cambio exponencial tan brutal del modelo productivo y de su propia organización. Para conseguir ese espacio para el mundo del trabajo hay que abordar un cambio profundo de los tiempos y organización del trabajo y del papel del Estado como redistribuidor de la riqueza. El empleo sin derechos, deslocalizado y más precario es el nuevo tipo de trabajo que se esta generando.

Pero no solo el lugar del trabajo queda en entredicho, la intimidad o la sacrosanta individualidad salta por los aires pues la tecnología e la comunicación accede a cualquier espacio vital en nuestro quehacer diario, no solo por nuestra presencia y relación con las redes, sino por mecanismos de control privado y público que nos tienen permanentemente analizados en nuestras preferencias, nuestras conductas, actitudes o gustos.

Y por otra parte estos cambios revolucionarios entrañan el afloramiento de nuevos riesgos de salud que no pueden ser controlados y prevenidos con los actuales mecanismos normativos y legales, el acoso laboral o personal, la intimidación, la violencia de todo tipo, o los riesgos de estar permanentemente a disposición del trabajo cuestionan nuestra propia salud.
Quien haya tenido la paciencia de leer hasta aquí  se preguntará pero que tendrá que ver todo esto con las cárceles y el personal penitenciario, si somos funcionarios del Estado y por lo tanto con el puesto de trabajo “asegurado” y además la cárcel se trabaja con personas y están encerradas por lo que siempre tendrá que haber personal para hacerse cargo de todo el funcionamiento de lo que representa una prisión.

Lamentablemente las certeza en tiempos de cambio no existen y esperar que todo continúe plácidamente con “pequeñas disfunciones y falta de confort profesional” es tener verdadera fe en que el mundo, la vida y el trabajo por tanto nunca cambia.

Cualquiera que lleve algunos años trabajando en prisiones debería de ser consciente de los profundos cambios que se han producido, los primeros por el cambio de modelo penitenciario propiciado por el encuadramiento constitucional del modelo penitenciario, pero toros mucho, y no menores, por la aplicación de la tecnología al mundo carcelario.

Los sistemas de seguridad están prácticamente automatizados y solo requieren la supervisión física del personal ante una incidencia. El tratamiento de la información ha permitido sistematizar la administración, la gestión, el mantenimiento o el tratamiento. La videoconferencia permite declaraciones o visitas médicas online desde la propia prisión. Los sistemas de redes permiten los controles telemáticos y así un largas ectra. de cambios que se han producido de un modo imperceptible pero imparable a pesar de las profundas tendencias conservadoras que la gestión de lo penitenciario tiene.

Pensemos por un momento que cambios pueden devenir en un tiempo no demasiado lejano, con esta revolución de la inteligencia artificial, muchos de estos cambios son ya posibles hoy. Un chip fijado al interno puede determinar cuándo puede salir de su celda, desplazarse a sus actividades o recibir información, sin ningún tipo de contacto con personal penitenciario. Si, evidentemente puede negarse, alterar el orden, ecrtra, pero también el propio chip  puede tener programado a través de su fijación mecanismos coercitivos para evitar esas situaciones no deseadas.

Por otra parte la figura de robots guardianes es ya una realidad en la prisión de  Pohan en Corea del Sur donde cumplen medidas auxiliares de vigilancia. “su trabajo consiste en no tomar medidas contra los reclusos violentos. Son asistentes. Cuando se encuentra con un preso que está amenazando contra su propia vida o con una enfermedad grave, puede obtener ayuda rápidamente“ Obviamente el paso para programarlos para otras funciones de vigilancia, como la reducción de internos es un problema más ético que tecnológico.

Pero no solamente en el ámbito de la vigilancia se puede insertar tecnología robótica y de inteligencia artificial, el tratamiento se puede estandarizar cibernéticamente para que la interacción del interno se pueda realizar en cualquier momento, y facilitar la información social que precise, la situación jurídica, o las opciones de reinserción, deportivas o laborales a las que puede acceder.

Es evidente que he expuesto unas pinceladas de un posible cambio de nuestra realidad profesional que puede parecer ciencia ficción, pero que solo busca provocar la reflexión y le debate sobre algo que tal vez se esté alejando de la ficción más rápido de lo que nuestro pensamiento y actitud se adapta a la realidad.

La más que posible descapitalización humana del “sistema productivo penitenciario” abre el debate a cuestiones de carácter ético sobre cómo se desarrollara el derecho a la reinserción sin el factor humano, y por supuesto abre importantes interrogantes sobre la cantidad y la calidad del empleo en instituciones penitenciarias.

El grupo de reflexión Bruegel calcula que los Estados miembros de la UE corren el peligro de perder entre un 40 % y un 60 % del empleo en los próximos veinte años como consecuencia de la automatización que ocasiona la digitalización. Por añadidura, parece que en la era digital, al contrario de lo que ocurrió en fases precedentes del desarrollo industrial, los beneficios globales para la economía en términos de productividad ya no se traducen directamente en un crecimiento del empleo. Por consiguiente, siguen existiendo dudas de que una economía plenamente digitalizada genere la suficiente demanda de mano de obra para compensar las pérdidas de empleo que se calculan que producirá la automatización de los servicios. Por otra parte, en toda Europa sigue habiendo una discrepancia entre las cualificaciones disponibles y las que se requieren, y es difícil hacer predicciones al respecto.

El fuerte incremento de las modalidades atípicas de empleo ocasionado por la digitalización implica que una parte cada vez mayor de la mano de obra dejará de contribuir y de beneficiarse de los sistemas establecidos de seguridad social, como los subsidios de desempleo, la sanidad pública y los seguros de pensiones. En algunos Estados miembros, este punto ha sido ya objeto de debate entre los interlocutores sociales y el gobierno. Además de un descenso en los niveles generales de empleo, esta evolución puede erosionar los ingresos y, por lo tanto, la eficacia global de los regímenes fiscales y de los sistemas de bienestar social, que se basan en unos ingresos generados principalmente a través de los impuestos y gravámenes sobre la renta, así como de los sistemas de cotización de empresarios y asalariados y que, por lo tanto, dependen de unos niveles elevados de empleo convencional.


Sé que la perspectiva corporativista trata de situarnos en una isla aislada del resto de la realidad laboral y social de nuestro entorno, pero esa perspectiva egoísta y pueblerina ha fracasado en el mundo de la globalidad de las relaciones sociales y económicas. Nuestro pedigrí identitario carcelero no servirá como escudo ante los cambios sobre los que se incide y decide en despachos muy alejados de las prisiones, por ello además de reflexionar y trabajar en construir alternativas, es necesario tener voz en esos espacios donde se van a tratar estas materias, si queremos decir algo sobre nuestro futuro personal y laboral.