Es una evidencia tan rutinaria
como insultante que los servicios públicos en España han sufrido un profundo
deterioro fruto de las políticas neoliberales del Gobierno de recortar,
destruir, vaciar lo público para que haga negocio lo privado.
Instituciones Penitenciaras es un
ejemplo lacerante de este dogma que engorda bolsillos y vacía conciencias. El
Gobierno y su Ministros de Interior han desarrollados políticas orientadas a
hacer inviable el modelo penitenciario constitucional, necesitan convertir como
inevitable sus políticas de transferir los recursos públicos a la cuentas de
beneficios de un reducido club de amiguetes.
Existe una confusión, bastante interesada
en muchos casos, como ingenua en una mayoría, de asociar al Sr. Yuste con el
drama que éstas políticas generan en el corazón del servicio público de
prisiones español, tratando de crear una cortina de humo donde la “maldad” “incompetencia”
personales se imponen sobre las decisiones de Gobierno y las opciones de
estrategia política. Ese mensaje, bastante interiorizado, es el salvavidas de
mañana para quienes destrozan lo público en prisiones.
El Sr. Yuste al margen de sus
bondades personales, que seguro que como todo ser humano alguna tiene, no es el
eje del problema en prisiones.
Que existan 3.000 plazas presupuestadas
y vacantes sin cubrir, que los concursos sean una chapuza y acumulen frustración
en sus participantes, que los periodos de prácticas sean eternos y al margen de
la Ley, que impidan que se aplique la ley de Prevención de Riesgos en Prisiones
y continúen las agresiones, que se privatice y se gaste más dinero público con ello, que no se forme y recicle al
personal para sus necesidades profesionales y se haya convertido los cursos en un
foco de clientelismo, que las direcciones de los centros sean reinos de taifas autócratas,
que el transporte sea caduco en muchos centros, que el personal laboral sean parias
en la institución, que se degraden hasta imposibilitar la asistencia los servicios
sanitarios, que los derechos legales haya que pelearlos judicialmente o que
nuestra salud esté en peligro por falta vacunación, riesgos psicosociales, biológicos.
Que no veamos reconocido retributivamente nuestro trabajo. Es responsabilidad
de las políticas del Gobierno y sus Ministros
En definitiva que las condiciones
laborales de prisiones sean draconianas, no es una decisión de la SGIP. Es una política
de Gobierno en una estrategia premeditada y metódicamente aplicada de
degradación de un servicio público tan esencial como es el del cumplimiento de
las penas, con un doble objetivo hacer negocio con todo lo penitenciario e
implantar un modelo de intervención penitenciaria en la periferia de la Constitución.
Frente a esta lamentable radiografía
de la situación laboral en las prisiones, es obligado hacer alguna referencia a
como se puede llegar a esta situación, sin que por parte del colectivo penitenciario
se haya planteado una respuesta seria y sostenida, que si no la impida, al menos, la
aminore o la diluya.
En Instituciones Penitenciarias
se dan algunas singularidades propias de ámbitos sindicales emergentes, es
cierto que existe una de las mayores tasas de afiliación del país a las organizaciones
sindicales, pero como paradoja de esa situación los sindicatos son débiles y más
orientados a los servicios de “cuasigestoria” que a una propuesta de acción sindical
permanente que confronte con alguna visión de futuro frente a la regresión que
sufren las condiciones laborales con la política gubernamental de
desmantelamiento de lo público.
Ello se produce por un marcado carácter
individualista existente en el colectivo, con asociaciones de todo tipo, por categoría profesional, por
área de actividad, ectra. lo que fortalece las tendencias corporativas
confrontando intra e inter los diferentes ámbitos penitenciarios y con el resto
de departamentos y servicios públicos de las AADD. Esta radicalidad en las
esencias fundamentales de lo que hacemos cada uno de nosotros con lleva baja
participación en lo sindical, posibilitando por inacción el arribismo de los menos capaces pero los más osados para las labores de representación y que las estructuras sindicales actúen con independencia de la afiliación o en
ocasiones en contra de la misma, factor utilizado y potenciado por los gestores para
favorecer clientelismos particulares en las relaciones laborales.
Es en éste reseñado sintéticamente
contexto es en el que debemos de reflexionar en porque no hay una resistencia
sindical, que merezca tan nombre, y obviamente si nadie resiste y se enfrenta a
las políticas de recortes, éstos avanzan y se consolidan, por más enojo
personal que manifestamos cada una y uno de nosotros en el ámbito privado. Porque no nos dejemos
engañar, esto va de quien tiene más fuerza, no de quien tiene más razón, o
quien pide más, sino de quien tiene la capacidad de doblar o aminorar la presión
del Gobierno sobre Instituciones Penitenciarias. Si el personal penitenciario
no demostramos tener fuerza, esto ira a peor inexorablemente.
Hasta ahora existía una denominada
“Plataforma Sindical Mayoritaria” (csif, ccoo, ugt, y en los últimos tiempo
apfp) que era la única que en exclusividad ha desarrollado una actividad sostenida durante
estos años basada fundamentalmente en concentraciones en casi todos los centros
y en ruedas de prensa y comunicados, en definitiva en una labor de denuncia de
la situación exclusivamente. Que está bien, pero no parece hacerle demasiado
daño al Ministerio de Interior.
En el veranos también volvió de
un descanso de seis años USO-Acaip con una campaña mediática dirigida a obtener
muchos titulares y espacios en medios de comunicación, con independencia del
buen gusto o no de expender chorizos en la vía pública sin carné de manipulador
o donar sangre a la cruz roja para que haga negocio con ella es cierto que
saben dominar el escenario, pues sus dos objetivos pueden considerarse conseguidos:
por un lado hacer olvidar a sus afiliados que han cohabitado y mecido la cuna
del Sr. Yuste durante todos estos años en los que se olvidaron de todo lo que
denuncian ahora. Y por otro identificar a prisiones con sus siglas en los
medios de comunicación, aun a costa de aumentar la dosis de sensacionalismo y
amarillismo en su acción sindical.
También está bien que los medios de comunicación
hablen de nosotras, pero también en esta
ocasión es solo eso una campaña de propaganda, posiblemente relacionada con
cuestiones internas, hemos tenidos dos presidentes de ese sindicato sin que
mediara Congreso u órganos de dirección que los cambiase, situación que
coincide con su salida de la madriguera tras todos estos años. Pero el postureo
tampoco asusta demasiado en el Ministerio de Interior (o tal vez no sea la intención
sindical asustar al Ministerio del Interior) unas riestras de chorizos no dan mucho miedo.
Porque hay un elemento relevante
de toda la campaña de USO-Acaip, que no se centra en las políticas y en las
decisiones gubernamentales que nos han llevado hasta aquí, auténticas
responsables del caos que padecemos.
Se centran en Angel Yuste como destilado
de todos los males, y cuál es el fin, que en algún momento el Srl Yuste, dimitirá,
se retirara, lo cesaran, o lo ascenderán y podrán atribuirse el cambio de personal
a sus acciones, presentándose como salvadores de un mal en el que son
coparticipes por omisión. Que no esté Angel Yuste al frente de prisiones no representa
cambio alguno en las políticas que padecemos, con lo cual se movilizan no para
cambiar las políticas que nos generan problemas sino para evitar que el Ministro
tenga problemas con el colectivo penitenciario, desviando el foco de atención.
No es nueva su estrategia, es su
naturaleza sindical, lo han hecho en más ocasiones, cada vez que hay problemas aparece
el discursos super-radical que desmoviliza al personal y nos lleva al punto de
salida, cambiarlo todo para que no cambie nada.
Y finalmente, también hay buenas
noticias en el panorama laboral penitenciario, un cambio generacional,
acumulando desprecios y marginación, ha dado un paso al frente para reivindicarse
como sujeto y no espectador de las condiciones laborales que padecemos. Un
movimiento transversal de personal funcionario aglutinado en torno a las siglas
FPU ha traído un soplo de aire fresco a la dialéctica sindical. Es cierto que
hay buenas dosis de ingenuidad, que les falta propuesta y falta de formación sindical,
que en su interior hay lobos de organizaciones sindicales que los ven como un problema
que intentarán romperlos desde dentro. Pero también es cierto que han
dinamizado el esclerotizado mundo sindical penitenciario, que se han convertido
en un factor de presión y exigencia al orden sindical establecido. En
definitiva es el único elemento novedoso sobre el escenario que siempre se ha
repetido para quedar siempre con menos derechos y menos condiciones laborales.
Con estos tres bloques tan
dispares se debe de poner sobre la mesa si hay algún objetivo común que permita
hablar de unidad sindical y para conseguir que.
Tanto la Plataforma Sindical Mayoritaria
como FPU, han hecho llamamientos a la unidad a USO-Acaip, que han encontrado o
el silencio o el rechazo en encuentro bilaterales por parte de éstos últimos.
La unidad sindical es una
herramienta poderosa, significa que todo el colectivo esta unificado por un
objetivo común, y que sus acciones pueden modificar políticas y decisiones del
Ministerio, es decir la unidad no es algo para sí misma, es una herramienta
para conseguir objetivos que nos beneficien a todos.
Con Unidad Sindical y
Movilización se pueden ir cambiando
cosas de un modo estratégico. Pero aunque la unidad sindical es una necesidad
los objetivos de cada parte la hacen prácticamente imposible.
Para ello USO ha puesto barreras artificiales para su salvaguarda, con las que intentar lavar su imagen en las plantillas por no
querer unidad sindical, no ha hecho como es natural en todo este tipo de
alianzas, buscar lo que une y dejar para la acción de la organización lo que
separa. USO-Acaip ha puesto sobre la mesa lo que separa para evitar trabajar
por lo que une, es decir, sus objetivos no van a conseguir cambias de las
condiciones laborales, sus objetivos se dirigen a conseguir una mejor posición de
sus intereses sindicales.
La evidencia es que no cuestionan
la política penitenciaria del Gobierno, sino a un quemado Yuste, cuya remoción de
prisiones no tendría efecto alguno. Y en un segundo nivel construyendo una
nueva propuesta “veleta” pues solicitan pasemos a Justicia cuando ellos mismos
pidieron pasar a Interior.
Nada dicen de como conseguir OEP,
fin agresiones, concursos…hasta ahora su autoproclamado sindicalismo
mayoritario no ha servido para evitar la degeneración de la Institución y la degradación
de las condiciones laborales, se van a poner a trabajar ahora para que eso no
sea así. No parece muy serio, puede servir para lanzar consignas sectarias, y
dividir al colectivo, pero no para alcanzar nada. Solo para conseguir una OEP extraordinaria,
o para frenar las agresiones, ya merecería la pena la Unidad Sindical.
La unidad sindical sirve para
conseguir derechos y recuperar los arrebatados, solamente para eso, para
defender los derechos del colectivo penitenciario.
Pero como se trata de jugar a la política
que dictan los partidos a sus intereses, de que no haya una contestación fuerte
del personal penitenciario que cuestione al Gobierno, y de cambiar derechos colectivos
por prebendar particulares para la organización sindical, la Unidad Sindical es
una quimera. Es una necesidad objetiva, pero es un sueño imposible, porque
alguien se ha empeñado en caminar en la dirección contraria a los intereses del
colectivo
Solo una reacción firme de la afiliación
de USO-Acaip exigiendo Unidad Sindical, construida sobre lo que nos une, puede
cambiar el drama del colectivo penitenciario.
No hay tiempo para el teatro en #sosprisiones es tiempo de unidad y Movilización
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