Se han celebrado las elecciones
generales, las autonómicas, las locales y las europeas y el mapa político ha
consolidado un claro partido hegemónico, el PSOE. El mismo PSOE que en la
oposición jaleaba nuestras demandas y las elevaba al altar de la justicia y que
tras traspasar las puertas de Moncloa entro en una profunda crisis amnésica, y
nos regaló, probablemente, el peor ministro de Interior de la democracia.
Los apologistas del grito
desaforado, del insulto como forma de comunicación, del eructo como acto
reflexivo. En su activa campaña contra la expresión democrática de la
ciudadanía, con la inestimable y la nunca suficientemente pagada, ni explicada,
colaboración de medios de comunicación captadores de audiencia a golpe de vísceras
en las pantallas. Han situado las reivindicaciones de prisiones en un difícil
escenario, la de buscar una negociación con quienes ha sido foco de una campaña
política dirigida desde oscuros intereses partidarios, con la bandera de
prisiones como palo.
Entre insulto e insulto, entre
actos de fé y “kedadas”, siempre aparecía un instante de fulgor para sacar a
pasear la bandera de apolíticos, asindicales, independientes y demás cantinelas
camaleónicas para embaucar a incautos. Lo cierto es que quienes promovieron y
promueven esa forma de actuar, que siguieron algunos de los institucionales
sindicatos, en una manifiesta expresión de incapacidad para comprender la
realidad, pensando que siendo miméticos se pueden esconderse del torrente de
involución. Una realidad que se vuelve torcida para los intereses de colectivo penitenciario.
El folklorismo de los últimos
meses toca a su fin, en medio de una
marea de esterilidad, quienes se erigieron en salvadores del patrio territorio
carcelario, han agotado las memorias de sus aparatos electrónicos y ya no les
caben ni más selfies ni tontorrona vanidad, después de tratar de convencernos
que las fotos tenían el poder de transformar nuestras nóminas y nuestros
derechos.
Lo cierto es que la marejada de
memes, selfies y vanidad ha servido para comprobar cuan delgada es la línea de
la coherencia y el respeto. No ha habido escrúpulos para arengar en todas las
direcciones contrarias (en realidad no se quería ir a ningún sitio), fotos con
quien nos apaleo en Morón y otras cárceles, con “felones” vende patrias
independentistas, con quienes quieres poner el cartel de “se vende” en prisiones,
con quienes nos trajeron hasta el barro durante sus años de gestión, con
quienes retrasaron las enmiendas para no presentar las nuestras…
Que las fotos no pagan nóminas, ni
modifican leyes, ni dan derechos era suficientemente sabido para cualquiera con
cierto sentido común. Tal vez el problema es haber dado la dimensión de actor
en la gestión el conflicto penitenciario a quien no era más que unos hilos de
intereses ajenos al del personal penitenciario.
Quienes trataban de sentar
cátedra, descalificando a todos y todo lo que nos había traído hasta aquí han acreditado
una notable insolvencia, no solo ya porque han demostrado ser incapaces de
construir un relato coherente y articulado más allá del de un niño de
parvulario, sino porque no son capaces ni de gestionar su propios interés. Hay quien
dice que no se presentan a las elecciones por miedo, yo pienso que es por incapacidad,
no han sido capaces de gestionar el torrente de apoyo que han generado y de
medirlo en las urnas y no en las soflamas de algún demagogo profesional, sin
representatividad, no representan a nadie, ni pueden exigir nada a nadie, y ese
escenario que ellos han provocado, aumentara aún más la frustración entre el
colectivo penitenciario.
Las elecciones políticas también tendrán
repercusión en las demandas del colectivo penitenciario, el ascenso del PSOE probablemente
tire favor del voto de UGT-Acaip, al
menos hasta para amortizar las pérdidas del ingreso de Acaip en la órbita de la
socialdemocracia que ha sido sentido como una traición por amplios sectores de
sus bases
El ingreso de Acaip en UGT los
instala en los cenáculos del poder y los convierte en un instrumento necesario
de la gestión del Ministerio Interior, ello tal vez explique las reuniones
secretas y en solitario (no informaron ni a CSIF ni a CCOO) de la dirigencia del
Acaip con diputados socialistas para buscar una salida favorable a los
intereses del partido al conflicto de prisiones.
Acaip se ha institucionalizado, y
profundiza en la línea de compartir apoyos y ayudas entre la secretaria general
y el sindicato. Una vía puede ser el desarrollo de la formación vinculada a los
concursos de traslados como ha impuesto IIPP en el último baremo, lo que permitiría
al sindicato hacer caja y tener un llave importante para la movilidad. Esa línea
de apoyo mutuo se verifica en la propuesta de reformar el PEAFA, que siempre decían
combatir, porque eso quedaba asumido al ingresar en UGT y con ello se deja que
las agresiones en prisiones sigan sin tener protección.
Con este escenario las
reivindicaciones de prisiones han dado un importante paso atrás, que aún puede
empeorar si se mantiene el mismo Ministro del Interior.
Todo ello demuestra que nuestras
reivindicaciones o las sacamos adelante las funcionarias y funcionarios de
prisiones o no las saca nadie, que solo nosotras podremos presionar y mantener el
pulso necesario para que se reconozcan nuestros derechos y se dignifique
nuestra labor profesional defendiendo el servicio público de prisiones.
La primera oportunidad para cambiar
esta situación se nos presenta en el 19 de junio con las elecciones sindicales
en prisiones, de donde saldrán quienes nos representen en las mesas de negociación
y la defensa de nuestros derechos.
Debemos de empoderarnos de ser
dueñas de nuestro futuro profesional y no regalar ni nuestro voto ni la gestión
del mismo con el gratis total de siempre o cambia de baratijas, hay que centrarnos
en defendernos y donde nuestro voto tendrá más valor para el colectivo y para nosotras.
Si hacemos como siempre, los
resultados serán los mismos, hay que impulsar un cambio en prisiones, con una representación
que no tenga ni miedo, ni ningún tipo de compromiso con la Secretaría General,
que defienda nuestros derechos por encima de los intereses de partido y que
rinda cuentas a las que somos soberanas de nuestro voto, las trabajadoras y
trabajadores penitenciarios.
En estos próximos cuatro años se
intentara dar un impulso a la privatización, seguiremos con el desmantelamiento
del servicio público de prisiones y trataran de cambiarnos nuestras
reivindicaciones por unas baratijas y prebendas para otros.
Ahora toca defendernos y defender
nuestros derechos
Ahora, en #sosprisiones, necesitamos
menos memes, mitos y mentiras. Solo necesitamos justicia salarial, dignidad y
respeto y el personal necesario para salvar el servicio público de prisiones
sin agresiones
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