miércoles, 23 de octubre de 2019

Y PRISIONES?. SE QUEDO EN EL ANDEN


Casi dos años después de iniciar el más potente y proceso de movilizaciones sindicales y reivindicativas, que se ha realizado nunca en la historia de prisiones,  donde se ha dado una participación mayoritaria y comprometida del personal penitenciario, es necesario hacer una pausa y tomar la perspectiva necesaria para evaluar donde estamos.

Ciertamente hablar hoy del conflicto de prisiones como movimiento reivindicativo organizados es una quimera, un deseo o una ensoñación holográfica pero nada que se sustente sobre la realidad.

Ciertamente, la evidencia objetiva de los hechos, señala que estamos en una situación que no ha resuelto ninguno de os déficits estructurales laborales que padece el colectivo penitenciario, pero lo que es peor da la sensación que el colectivo no ha acabado de entender que no se ha logrado acumular las fuerzas necesarias para alcanzar los objetivos reivindicativos planteados.

Porque es una evidencia que conviene no olvidar, que las batallas reivindicativas no es suficiente con tener la razón, es aún más importante tener la fuerza para obligar a cambiar las relaciones laborales y el estado de so derechos, y esa fuerza no la hemos logrado porque nuestra realidad laboral sigue igual de injusta que antes y con recortes de derechos que antes teníamos.

La estrategia del Ministerio de Interior a través de sus subordinados en Instituciones Penitenciarias ha estado orientada desde el minuto uno, ah debilitarnos, a cuestionar la justicia de nuestras reivindicaciones y a crear una realidad paralela que desvirtuase nuestra demandas y mantuviera las desigualdades y la injustica entre el personal penitenciario.




Y no lo han hecho mal, hay que reconocerlo a tenor de los resultados, ocultan la mayoría de las agresiones para justificar que no cumplen con la Ley y que el personal padece en su integridad la negligencia de los gestores.

Han mostrado una cara amable a la ciudadanía de voluntad de arreglar los problemas mientras al tiempo no solo no atendían ninguna medida para resolverlos sino que se afanaban con rabia en quitarnos derechos adquiridos.

Y finalmente has desarrollado una activa política de división de las plantillas y del colectivo para anular cualquier opción de presión seria que ponga en cuestión su gestión y su política penitenciaria regresiva. Lo han hecho creando intereses individuales como el pago de las horas extras que cubren la falta de personal y de oferta de empleo. Han alimentado un imaginario de negociación con todo el mundo de asociaciones de puesto que se han creado para defender los intereses particulares frente a los colectivos, olvidando que el marco legal impide ningún tipo de acuerdo de modificación de condiciones laborales con interlocutores sin representatividad y finalmente han dotado de herramientas clientelares, como la reforma unilateral de la segunda actividad,  a los directores para desarrollar relaciones laborales individualizadas que confronte con la negociación colectiva que permanentemente boicotean y vacían de contenido.

En ese escenario de irrelevancia de las reivindicaciones sindicales las estrategias de adaptación de los diferentes agentes sociales han sido dispares y siempre individuales.

El globo negro, que venía a cambiar el mundo sindical y las relaciones laborales, se desinfla por momentos,  el Tamp, que padece ya de serias contradicciones y tensiones internas, se ha acomodado a hacer un sindicalismo virtual en redes sin el menor impacto en las relaciones laborales más allá de favorecer a partidos políticos de su cuerda  en la campaña electoral con consignas y reivindicaciones vacías de quienes no ha dado ninguna muestra de querer cambiar nada en prisiones.
Apfp que veinte años después se ha vuelto a presentar como el “nuevo” sindicato que va a cambiar prisiones, sigue a la sombra de Tamp intentando “pescar” para su organización pero con igual inoperancia, falta de propuestas y estrategia, más allá de alguna nota decimonónica quejándose de que nadie nos haga caso.

El mundo negro fue la innovación del último proceso electoral, perno ha ido más allá de repetir los modelos de sindicalismo tradicional en prisiones, a pesar de los muchos y duros golpes que nos ha dado la SGIP no han tenido ni el valor, ni la capacidad de convocar nada para responder a todos los ultrajes y perdidas de derechos, a pesar de contar con su espacios legales y de representación para hacerlo.

Este sector pone todas sus esperanzas en un cambio de modelo de relaciones laborales propiciado desde un cambio de Gobierno y para que lo hagan los que durante años nos negaron también todo. Tal vez por eso insisten en exigir a los sindicatos que hagan algo, como si ellos no fueran sindicato, y si lo que quieren tienen que hacerlo otros, ¿para que existen ellos? En definitiva este bloque solo ha servido en la práctica para dividir más el colectivo y restar fuerza a los sindicatos en el proceso de movilización y negociación, al centrar todas las críticas, insultos y demagogia sorbe ellos, en un infantil intento de desplazarlos del ámbito negociador.


Acaip con su ingreso en UGT ha perdido cercanía con la realidad penitenciaria y centra toda su actividad en tratar de frenar la sangría afiliativa hacia el mundo sindical negro, con dos líneas de actuación enterrando la plataforma sindical y centrándose en las redes para compensar la pérdida de cuadros sindicales y poniendo velas para que el PSOE repita y pueda hacerles alguna conexión que puedan vender como un logro del sindicato.

Csif ha cambiado su dirección en prisiones al amparo de su Congreso general y al igual que Acaip se centra en frenar el golpe del mundo negro, y busca fortalecer a sus delegados sindicales en los centros y sus relaciones con el partido de referencia para si hay un cambio gubernamental presentar alguna mejora como un logro suyo.

CCOO juega por su respaldo electoral un papel marginal y no tienen capacidad propia de efectuar ningún proceso de movilización por sí misma en prisiones, su poder está centrado en su potente estructura superior y en ámbitos que puedan determinar cambios en las instituciones penitenciarias desde el arco de la negociación colectiva o judicialización de proceso, precisa aliarse con otros actores.

En definitiva el gran logro del proceso de movilización, la unidad sindical en prisiones, se ha destruido por todos estos factores y nos sitúa con demasiadas mochilas llenas de agravios e insultos para recomponerla.

Pero la evidencia nos dice que sin esa unidad sindical no hay ninguna opción de alcanzar mejoras para todo el personal de instituciones penitenciarias y aun mas, en un marco de cambio de ciclo económico que ya adelante iba a suceder con mi artículo en el blog del 29 de marzo y que esta semana ha confirmado la Unión Europea.

Con recortes a la vista, con una situación política completamente volátil, y sin unidad sindical en los objetivos y los medios, el tren de prisiones habrá pasado por un tiempo.



 Nuestra última carta pasa por acabar con el folclore de la propaganda, remangarse en restañar la unidad, con los objetivos que nos permitan unir las diferentes estrategias y opciones de los diferentes sindicatos y sabiendo que el arco legal de la negociación colectiva que es el único donde se pueden materializar las mejoras, es el que es, jurídica y normativamente.

Todo lo demás, pura ensoñación, engaño y manipulación a un colectivo harto de tiros y troyanos. Cansado de ultrajes y falta de respeto de unos gestores mediocres y negligentes en medio de unas condiciones laborales que se degradan con cada día que pasa




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