jueves, 3 de diciembre de 2020

LA PROPAGANDA NO PAGA NOMINAS EN PRISIONES

Han pasado los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y la dialéctica parlamentaria de mayorías y minorías ha dictado su ley, que no es otra que la razón de ser de la democracia. Más allá de esta cuestión tan básica como esencial, este debate parlamentario ha servido para percibir que el ruido es la única opción en determinados sectores del sindicalismo en prisiones.

Sectores sindicales, que al igual que otros, han intentado a través de grupos parlamentarios afines, introducir modificaciones presupuestarias mediante enmiendas, lo cual es totalmente legítimo y saludable.

Lo que sorprende es que la expresión de la soberanía popular haya desatado un torrente de insultos, descalificaciones, acoso, amenazas contra aquellos representantes del pueblo que no apoyaron sus propuestas y de paso, además, contra los sindicatos representativos en Instituciones Penitenciarias y contra sus miembros personalmente, lo que denota inicialmente, una concepción de la democracia bastante contraria a la naturaleza de la misma.

Pero más allá del poco respeto democrático que representa esta actitud, el ruido no puede hacernos creer, y equivocarnos, que estas acciones son fruto de la rabia, la impotencia o la frustración y por lo tanto un acto descontrolado en un momento de ofuscación, que no sería justificable, aunque si entendible. A poquito que reflexionemos sobre el contexto y la forma de tanto ruido, podremos comprender que es parte de la estrategia, y en modo alguno algo casual o espontaneo.

Las enmiendas se presentan por un partido de oposición que ha manifestado abiertamente que votaran en contra de los PGE, y cuentan con el apoyo de otros partidos de oposición que igualmente han manifestado su frontal oposición a poyar los PGE impulsados desde el Gobierno de la nación. Es decir, los promotores sindicales de estas enmiendas, las promueven, sin que estén sustentadas en ningún ámbito de negociación totalmente al margen de la negociación colectiva, por partidos que legítimamente utilizan el debate de PGE para hacer oposición y por lo tanto desgastar al Gobierno. No cabe concebir que quien está oponiéndose a los PGE incluya una enmienda dentro de los mismos a sabiendas de que va votar en contra de los mismos, pensar eso más que ciencia ficción seria cinismo.

Es decir, presentan unas enmiendas con toda la intencionalidad de que no salgan, sus enmiendas son para hacer propaganda a coste cero y tratar de pasar la responsabilidad de su inacción a terceros.

No es ninguna novedad, lo llevan haciendo desde su inicio, alborotan, hacen ruido, dividen para simplemente hacer propaganda, porque la naturaleza de su fin no es la de mejorar las condiciones laborales del personal penitenciario, es simplemente expulsar a los otros sindicatos de las prisiones para imponer su sindicato único.

Por eso gritan, acosan, mienten, amenazan, insultan y tratan de imponer su pensamiento único a todo el que no piense y actúe como ellos. Es la estrategia del extremismo y la radicalidad, su ruido tiene el mismo valor que sus enmiendas “low cost” para no salir, hacer propaganda, ahogar el pensamiento y la capacidad de decisión del personal penitenciario

Lo han hecho cuando decían que la PNL eran el cambio de la historia para prisiones, sabiendo que no tenían ningún valor ejecutivo y además no contaban con los apoyos necesarios.

Lo hicieron cuando se convocó una huelga para reivindicar las mejoras y trabajaron para que no saliera, con su griterío extremista, pidiendo, mas, más y más, mientras se quitaban de en medio.

Lo han hecho con su presentación de un presunto “estatuto” que es la santificación de recortes a derechos que la ley reconoce hoy al personal y a los que están dispuestos a renunciar para conseguir sus objetivos personales

Lo reiteraron cuando plantearon una huelga falsa, que ni querían convocar ni iban a secundar

Toda su actuación se reduce a la pura propagada, construida sobre el insulto y el odio, buscando la división y el enfrentamiento, creando una realidad paralela en la que alimentar más extremismo, más radicalidad más extremismo, más ruido.

Sobre la propaganda y el odio, nunca se podrán construir mejoras para el personal penitenciario, para todo el personal penitenciario, no para los que ellos expiden el carné de penitenciario, excluyendo al resto, a los miles de trabajadores y trabajadores que hacen las prisiones un servicio público esencial.

La obscenidad y la indecencia de presentar al personal penitenciario como los parias, no solo dice bastante del país que no conocen, sino es un histrionismo que hace daño a las justas reivindicaciones del personal penitenciario y nos presenta ante la opinión pública como gentes insolidarias, narcisistas y egoístas que nada tienen que ver con el compromiso social que representan la mayoría trabajadoras y trabajadores penitenciarios.

Las reivindicaciones del personal son justas porque representan un compromiso con un servicio público esencial, y que tiene un mandato definido para trabajar en la reinserción. Invertir en reinserción, es invertir en cohesión social, en avance democrático y en justicia.

Solo se puede invertir en reinserción fortaleciendo la alta profesionalidad del personal penitenciario, mediante la dignificación profesional y retributiva, está acreditado que cada euro invertido en reinserción devuelve diez. Y la garantía de la reinserción es el personal penitenciario a la sociedad.

La estrategia de la radicalidad y el extremismo no solamente va en contra de la Institución y del servicio público, va en contra de las reivindicaciones y de las mejoras laborales, porque tanto ruido, dinamita y hace tierra quemada de la base necesaria para avanzar, el dialogo social y los consensos.

Con total certeza que hay espacios políticos, que hoy dan soporte a esta estrategia para desgastar al Gobierno, pero que cuando se instalen en las políticas de Estado en materia penitenciaria y sean alternativa de Gobierno tendrán a necesidad de cortar amarras, con un conglomerado que tanto retroceso quiere traer al sistema penitenciaria español y a sus relaciones laborales.

En la defensa de la institucionalidad y de las políticas de Estado, así como de las necesarias relaciones laborales de consensos debe de formar parte proactiva los responsables de Instituciones Penitenciarias y del propio Ministerio, abandonando cualquier ambigüedad pasada y apostando con hechos tangibles en un reconocimiento profesional y retributivo con un personal que ha tenido desde la transición hasta hoy una compromiso y conducta ejemplar en la modernización y proyección del trabajo de las prisiones como sistema de referencia internacional.

Definitivamente sobre la estrategia del odio y la mentira no se puede construir ningún futuro para el personal penitenciario, quienes depositen su destino en la estrategia de emponzoñar, dividir y enfrentar solo están caminando hacia el pasado, y ni la propaganda ni el pasado paga las nóminas en prisiones