lunes, 15 de julio de 2019

EN EL LABERINTO EN PRISIONES, PERDIDOS ENTRE LO PARTICULAR Y LO PUBLICO


Han pasado ya las elecciones sindicales que tanta propagada y postureo han generado entre el personal de las Instituciones Penitenciarias y la situación del personal penitenciario lejos de mejorar empeora y consiguientemente con ello la decadencia del servicio público de prisiones, que es en definitiva el objeto de esta partida de tahúres.


Porque efectivamente el único actor que tiene claro sus objetivos, y como alcanzarlos, es la Administración, que es la única que da pasos firmes para alcanzar sus fines, que no son otros que los de acabar o dejar en la absoluta marginalidad los actos de oposición a una política penitenciaria politizada, partidista, y de deterioro continuo del sistema.

Para avanzar en sus objetivos personales afianzándose y mejorando sus condiciones como gestores de lo público. Y, por otra parte, de degradar para hacerlo vulnerable el sistema público.

Por la parte social, además de concluir que las elecciones no trajeron nada nuevo al panorama del espacio de negociación colectiva de prisiones, pues si bien es cierto que el sindicato Acaip tras su ingreso en UGT ha perdido una gran parte de sus votantes donde ha confrontado con el “nuevo” sindicalismo de TAMPM, no menos cierto es que estos votos no pasan más allá del voto protesta y se quedan en la marginalidad al no alcanzar los niveles de la representatividad legalmente necesarios.
Más allá de ésta escisión de Acaip para tratar de refundarlo bajo otras siglas el panorama seguirá siendo el mismo en esta legislatura por lo que se refiere a quienes van a negociar los derechos y condiciones laborales del personal de prisiones.

Porque ahora sigue siendo el tiempo de negociar las reivindicaciones del personal penitenciario, en un contexto más difícil, suponiendo se materialice un Gobierno, en imposibles en caso de volver a elecciones parlamentaria, y esa responsabilidad está en el tejado de los representantes sindicales, que deberían empezar por una autocrítica sincera y seria acerca de su parte de responsabilidad en la degradación que padecemos.



Negociar con la división confrontación existente entre el personal, con una Administración sorda y ciegas y a las puertas de un ciclo económico recesivo no parece tarea fácil. Pero ese es el reto y la responsabilidad de quienes ha sido elegidos para hacerlo. Lo que es evidente que de seguir tratando de engañar al personal a golpe de fotos con políticos que no les interesa nada del sistema penitenciario, memes y demás fuegos de artificio no traerán ningún derecho y probablemente abran a puerta a perder otros. Con esa dinámica la frustración solo puede seguir aumentando como ya adelantábamos en nuestro articulo https://ojocarcelario.blogspot.com/2019/03/las-reivindicaciones-de-prisiones.html

Tampoco va ayudar en nada, las crisis existentes dentro de las organizaciones sindicales, al albur de sus errores de bulto y falta de contacto con una realidad volátil. Y también porque la exigencia y reivindicación de amplios sectores del colectivo se ha desplazado desde la racionalidad y la necesidad hacia el voluntarismo y el infantilismo



Un elemento muy preocupante, y que puede ser explicativo de porque las reivindicaciones en prisiones siempre acaban diluidas entre palabrería tan altisonante como vacía, está en el hecho de como quienes dicen representar al colectivo y lo colectivo, insinúan claramente que también tienen sus propios intereses particulares cuando de reivindicaciones y derechos se trata de hablar.

El interés por consolidar una opción política en prisiones del sindicalismo cercano al PSOE explica la falta de pulso, los bandazos y la perdida de contacto con una realidad laboral cambiante de los máximos responsables de la mayor organización sindical, por ahora, en prisiones.

O hechos como que en la interlocución con la SGIP se centren las reivindicaciones en los grupos de control que son de especifico interés de los interlocutores, en cursos de seguridad sobre lo que ocurre lo mismo, o que la locuacidad irreverente que paseaba con gran jolgorio de los medios la versión “cuore –gore” de la política penitenciaria se transforme durante ese proceso en mando intermedio de la Institución.

Son relevantes, porque podemos encontrarnos con que nuestras reivindicaciones acaban siendo objeto de trueque y al final resultara que todo el griterío y ruido no ocultaba nada más que algo tan primario y egoísta como el sempiterno, “quítate tú que me pongo yo”

La Administración lo tiene claro, dividirá y enfrentara cuanto pueda, recursos de todos no le faltan. Continuara ofreciendo interlocución a quienes NUNCA van a ser interlocutores de negociación, dará cobertura logística a cualquier expresión antisindical y debilitara la negociación colectiva mediante bufandas teledirigidas, con instrumentos de generar fidelidades con la retribución de las horas extra. Todo lo que sea necesario para debilitar la negociación colectiva que detesta y boicotea permanentemente, con la activa colaboración de algún sindicato que dice no ir a las mesas hasta que “haya dinero”, pero que va las que les convienen particularmente sin que haya ese dinero, todo un despropósito, dejación de deberes para con afiliados y votantes, y más oxígeno para la administración.

Nada invita al optimismo, pero tampoco podemos aleudar nuestras propias responsabilidades, a falta de participación en las organizaciones as las que pertenecemos para controlar e incidir en su actividad es responsabilidad nuestra como trabajadoras y trabajadores.

Hay que poner a trabajar nuestro voto, haya donde lo hallamos depositado, es nuestra responsabilidad, si lo hemos depositado fuera de a esa de negociación habrá que pedir respuestas a esas organizaciones que no se van a sentar a negociar nada de cómo van a conseguir las reivindicaciones. Si lo hemos depositado en la mesa de negociación habrá que pedir responsabilidades para que negocien, defiendan las reivindicaciones con las que se presentaron a las elecciones y mejores las condiciones laborales de todo el colectivo penitenciario.



Definitivamente o nos movemos como trabajadoras y trabajadores de prisiones, u otros nos moverán en la dirección contraria a lo que necesitamos y merecemos.