viernes, 10 de enero de 2020

SIGUE LA OPERA BUFA PENITENCIARIA


Tras pasar los buenos deseos y el goce de las copiosas bufandas navideñas para los esmerados gestores y a quien ellos premian. La realidad de esta inamovible Institución, que es la Penitenciaria, recobra el degradado pálpito de oscura realidad.

Aun con los turrones en la boca, la maquinaria del Ministerio y sus deferentes gestores penitenciaros se han puesto a idear nuevas fórmulas con las que estropear más el servicio público penitenciario y degradar aún mucho más las condiciones laborales de los osados que se atrevieron a cuestionar él ordena y mando de mediocres y chusqueros políticos.

Con el roscón de los magos de Oriente nos encontramos la sorpresa entre la crema de la calle Alcalá de que las plazas que no faltaban, para las que no había presupuesto y que eran atendidas por el resto de mortales trabajadores penitenciarios duplicando su tarea, existen, tienen presupuesto y ya tienen adjudicatarios en la figura de personal militar que el Ministerio de Defensa jubilado a los 45 años.



Defensa pretende que sus errores (o tal vez no sean tales errores) los paguemos el personal penitenciario, porque es cierto que esta gente se la contrata a plazo fijo. Como al contrato del Corte Inglés por seis meses que no viene nadie a recolocar cuando vence e mismo. Y por otra parte, ¿si un albañil puede estar en un piso 14 en el andamio con 66 años, porque no pueden estar los militares en los cuarteles después de los 45?

Al margen de las diatribas y politiqueos varios, lo objetivo, el hecho real, es que una vez más pretenden hacernos retroceder en Instituciones Penitenciarias, cuando tengamos tiempo reposado para reflexionar sobre el alcance de esta medida veremos el grave impacto que sobre el servicio público penitenciario sobre la reinserción y sobre los derechos del personal penitenciario tiene esta decisión que con  jolgorio saludan desde el cónclave de la SGIP.

Sin profundizar demasiado las consecuencias son tan numerosas como onerosas, señalemos algunas esquemáticamente.

·         Se incorpora personal militar  a las prisiones en una medida de marcado corte de populismo político y que evoca un pasado que lucha por volver.

·         Se ignoran las normas internacionales que cuestionan que las prisiones tengan personal militar en labores penitenciarias

·         Siguiendo las instancias habituales se hace porque alguien ha tenido una ocurrencia, es decir se vuelve a vulnerar el derecho constitucional a la negociación colectiva

·         De incorporarse lo harían siendo militares, es decir sin derecho de sindicación ni de huelga. Vamos a tener personal penitenciario sin estos derechos fundamentales, y como nos afectan a los demás hipotecando los nuestros

·         Deberían de aclarar si ese derecho que pretenden crear para militarizar prisiones tiene será de aplicación al personal de otras nacionalidad que hay en el ejército, cuando la exigencia de la nacionalidad española es una condición básica en Instituciones Penitenciarias, o dejaran soldados de primera y de segunda



·         Las experiencias existentes con esta medida demuestran que son contraproducentes para el personal, ocupan plazas vacantes, coartan la carrera administrativa y la promoción.

·         Facilitar el acceso por la puerta falsa a la función pública contraviene la Constitución en su artículo 23

Después de glosar brevemente algunos “pequeños inconvenientes” del acuerdo entre Defensa e Interior, deberíamos mirar cómo nos defienden los que dicen que están ahí para defendernos a nosotras y nuestros derechos.

Por su cercanía ideología y de acción con el movimiento de militares que defienden estas actuaciones, “45 Sin Despidos” empezare por TAMP que en su última movilización les dijeron que prisiones era su casa y parece que se lo han tomado al pie de la letra.

Resulta curioso que con la gravedad y el alcance las medidas de poner militares en prisiones no se han mostrado muy participativos y no se les conoce una oposición a esta medida que defiende la SGIP,  su panfleto forzado por las críticas generalizadas es un hoja de vacío absoluto, esconderse para no decir que estarían dispuestos a aceptar esta ocupación de plazas penitenciarias por militares, no podemos afirmar si es así, pero no parece descabellado pensar que esta cuestión debió ser tratada entre algún líder del sindicato y el Sr. Ortiz en la reunión que tuvieron en la Secretaria General.

De ser así el auto-adjudicado papel renovador y regenerador de TAMP se va por la “toilette” pues queda evidenciado que se ponen en primer plano los intereses personales de los liderazgos propios que los colectivos de la plantilla.

No deja de ser preocupante el oscuro papel de esta organización, nació como arma contra el sindicalismo y la representación sindical, llevó la tensión y la división a las plantillas. En la huelga tuvo un efecto desmovilizador con sus estrategias maximalistas para que se estrellaran los sindicatos o rompiendo la caja de resistencia. Y a cambio ni una sola actuación real contra los responsables de la destrucción del sistema penitenciario español, no hay millones de foto suficientes para tapar su silencio en enfrentar con movilización o judicialmente tanto desmán contra el personal penitenciario.

 Y ahora con que los militares nos quiten derechos y puestos de trabajo, realmente raro, es una estrategia más del cónclave de Alcalá que de una organización sindical. Siguen con sus soflamas pidiendo que hagan algo los demás, o que ellos persistentemente se niegan a hacer o convocar

Los sindicatos siguen sin entender los profundos cambios que se vienen produciendo en nuestra realidad laboral y social, siguen en el regate corto, “que todo aguante hasta que me jubile”, en que yo tengo más ocurrencias que el otro o en reuniones de mesa camilla con los responsables de todo este desmantelamiento para “explicarles, por novena vez las reivindicaciones del personal de prisiones” , digámoslo claro los interlocutores no son muy lumbreras y tampoco les preocupa demasiado algo tan marginal y tangencial como las prisiones. Pero tienen muy claro lo que reivindicamos y necesitamos

Y no menos importante es su dependencia partidista, que no política, que por supuesto deben tener su ideología y expresarla en su acción sindical, pero con la suficiente independencia de las decisiones de partidos y Gobiernos en defensa de los intereses de sus afiliados,  esto hipoteca en primer lugar su credibilidad, y en segundo lugar marca su agenda como opositor o apéndice de los Gobiernos de turno,  y este por tanto, será otro elemento más para la división en la defensa de los intereses de todo el colectivo penitenciario.



Los políticos saben muy bien lo que pasa en prisiones, por eso siguen pasando las cosas que pasan, por eso la apisonadora de derechos en que se ha convertido la SGIP no descansa en recortarnos y damnificar nuestras condiciones laborales.

En prisiones pasa que tenemos un “conclave” dirigente que persiste y pervive siempre tras cual sea el cambio político, atrincherados en la calle Alcalá, y ese  es el fin de sus objetivos,  permanecer con ese privilegio el mayor tiempo posible, al albur de los cambio de Gobierno que existan. Son un potente lobby contra los derechos del personal penitenciario, como lo ocurrido con el remanente de productividad demuestra y hacen gustosos cuantas medidas les ordenen para empeorar nuestras condiciones laborales.

En ese grupo del funcionariado de élite, conviven miembros de todas las opciones de Gobierno, para que pase lo que pase sus intereses no se toquen, son un colectivo con intereses propios y personales. Por ello la degradación de la Institución es una mera anécdota para ellos.

Esta situación sigue poniendo el panorama reivindicativo cada día más lejano de sus objetivos, la profunda división y atomización que padecemos, promueve la debilidad a la hora de negociar nada y estimula la provocación de los gestores. Por otra parte al ya histórico individualismo del colectivo esto le da alas, donde cada cual se busca la vida en beneficio propio.

Próximamente la situación será de gran comicidad, dramática comicidad, en una guardia habrá militares de obediencia debida, obedientes de naturaleza pelota, esforzados de la peonada y los siempre esquivos receptores de las bufandas. Como para sacar algo positivo de esa situación

La entrada de militares en prisiones hará desaparecer lo poco que queda de sindicalismo y los derechos colectivos, el paraíso para mediocres efes, autócratas narcisistas y trepas sin oxígeno.

Siempre nos quedara quien piense que puede cambiar sus fotos con los prebostes de la patria por mejores salarios o el fin de las agresiones (todas), y con suerte sacaran alguna posición ventajosa para alguno de sus líderes, pero la coartada del ajuste y los recortes será el nuevo caballo de Troya con que seguirán degradando al personal penitenciario, porque somos la última frontera de resistencia frente a las privatización, la comercialización de la pena o el clientelismo penitenciario.



Y todo ello, por si fuera poco, con la más que probable reelección del Ministro Marlaska para continuar al frente del Ministerio de Interior, lo que puede entenderse como una ratificación en la continuidad de las políticas desarrolladas en Instituciones penitenciarias con su personal.

La comedia penitenciaria sigue, por favor el último que apague la luz.