lunes, 4 de septiembre de 2017

ENTRE LO NECESARIO Y LO POSIBLE. ¿SIRVE PARA ALGO LA UNIDAD SINDICAL EN PRISIONES?

Es una evidencia tan rutinaria como insultante que los servicios públicos en España han sufrido un profundo deterioro fruto de las políticas neoliberales del Gobierno de recortar, destruir, vaciar lo público para que haga negocio lo privado.

Instituciones Penitenciaras es un ejemplo lacerante de este dogma que engorda bolsillos y vacía conciencias. El Gobierno y su Ministros de Interior han desarrollados políticas orientadas a hacer inviable el modelo penitenciario constitucional, necesitan convertir como inevitable sus políticas de transferir los recursos públicos a la cuentas de beneficios de un reducido club de amiguetes.

Existe una confusión, bastante interesada en muchos casos, como ingenua en una mayoría, de asociar al Sr. Yuste con el drama que éstas políticas generan en el corazón del servicio público de prisiones español, tratando de crear una cortina de humo donde la “maldad” “incompetencia” personales se imponen sobre las decisiones de Gobierno y las opciones de estrategia política. Ese mensaje, bastante interiorizado, es el salvavidas de mañana para quienes destrozan lo público en prisiones.

El Sr. Yuste al margen de sus bondades personales, que seguro que como todo ser humano alguna tiene, no es el eje del problema en prisiones.


Que existan 3.000 plazas presupuestadas y vacantes sin cubrir, que los concursos sean una chapuza y acumulen frustración en sus participantes, que los periodos de prácticas sean eternos y al margen de la Ley, que impidan que se aplique la ley de Prevención de Riesgos en Prisiones y continúen las agresiones, que se privatice y se gaste más dinero público  con ello, que no se forme y recicle al personal para sus necesidades profesionales y se haya convertido los cursos en un foco de clientelismo, que las direcciones de los centros sean reinos de taifas autócratas, que el transporte sea caduco en muchos centros, que el personal laboral sean parias en la institución, que se degraden hasta imposibilitar la asistencia los servicios sanitarios, que los derechos legales haya que pelearlos judicialmente o que nuestra salud esté en peligro por falta vacunación, riesgos psicosociales, biológicos. Que no veamos reconocido retributivamente nuestro trabajo. Es responsabilidad de las políticas del Gobierno y sus Ministros


En definitiva que las condiciones laborales de prisiones sean draconianas, no es una decisión de la SGIP. Es una política de Gobierno en una estrategia premeditada y metódicamente aplicada de degradación de un servicio público tan esencial como es el del cumplimiento de las penas, con un doble objetivo hacer negocio con todo lo penitenciario e implantar un modelo de intervención penitenciaria en la periferia de la Constitución.

Frente a esta lamentable radiografía de la situación laboral en las prisiones, es obligado hacer alguna referencia a como se puede llegar a esta situación, sin que por parte del colectivo penitenciario se haya planteado una respuesta seria y sostenida, que si no la impida, al menos, la aminore o la diluya.

En Instituciones Penitenciarias se dan algunas singularidades propias de ámbitos sindicales emergentes, es cierto que existe una de las mayores tasas de afiliación del país a las organizaciones sindicales, pero como paradoja de esa situación los sindicatos son débiles y más orientados a los servicios de “cuasigestoria” que a una propuesta de acción sindical permanente que confronte con alguna visión de futuro frente a la regresión que sufren las condiciones laborales con la política gubernamental de desmantelamiento de lo público.

Ello se produce por un marcado carácter individualista existente en el colectivo, con asociaciones de todo tipo, por categoría profesional, por área de actividad, ectra. lo que fortalece las tendencias corporativas confrontando intra e inter los diferentes ámbitos penitenciarios y con el resto de departamentos y servicios públicos de las AADD. Esta radicalidad en las esencias fundamentales de lo que hacemos cada uno de nosotros con lleva baja participación en lo sindical, posibilitando por inacción el arribismo de los menos capaces pero los más osados para las labores de representación y que las estructuras sindicales actúen con independencia de la afiliación o en ocasiones en contra de la misma, factor utilizado y potenciado por los gestores para favorecer clientelismos particulares en las relaciones laborales.

Es en éste reseñado sintéticamente contexto es en el que debemos de reflexionar en porque no hay una resistencia sindical, que merezca tan nombre, y obviamente si nadie resiste y se enfrenta a las políticas de recortes, éstos avanzan y se consolidan, por más enojo personal que manifestamos cada una y uno de nosotros en el ámbito privado. Porque no nos dejemos engañar, esto va de quien tiene más fuerza, no de quien tiene más razón, o quien pide más, sino de quien tiene la capacidad de doblar o aminorar la presión del Gobierno sobre Instituciones Penitenciarias. Si el personal penitenciario no demostramos tener fuerza, esto ira a peor inexorablemente.

Hasta ahora existía una denominada “Plataforma Sindical Mayoritaria” (csif, ccoo, ugt, y en los últimos tiempo apfp) que era la única que en exclusividad ha desarrollado una actividad sostenida durante estos años basada fundamentalmente en concentraciones en casi todos los centros y en ruedas de prensa y comunicados, en definitiva en una labor de denuncia de la situación exclusivamente. Que está bien, pero no parece hacerle demasiado daño al Ministerio de Interior.



En el veranos también volvió de un descanso de seis años USO-Acaip con una campaña mediática dirigida a obtener muchos titulares y espacios en medios de comunicación, con independencia del buen gusto o no de expender chorizos en la vía pública sin carné de manipulador o donar sangre a la cruz roja para que haga negocio con ella es cierto que saben dominar el escenario, pues sus dos objetivos pueden considerarse conseguidos: por un lado hacer olvidar a sus afiliados que han cohabitado y mecido la cuna del Sr. Yuste durante todos estos años en los que se olvidaron de todo lo que denuncian ahora. Y por otro identificar a prisiones con sus siglas en los medios de comunicación, aun a costa de aumentar la dosis de sensacionalismo y amarillismo en su acción sindical. 

También está bien que los medios de comunicación  hablen de nosotras, pero también en esta ocasión es solo eso una campaña de propaganda, posiblemente relacionada con cuestiones internas, hemos tenidos dos presidentes de ese sindicato sin que mediara Congreso u órganos de dirección que los cambiase, situación que coincide con su salida de la madriguera tras todos estos años. Pero el postureo tampoco asusta demasiado en el Ministerio de Interior (o tal vez no sea la intención sindical asustar al Ministerio del Interior) unas riestras de chorizos no dan mucho miedo.


Porque hay un elemento relevante de toda la campaña de USO-Acaip, que no se centra en las políticas y en las decisiones gubernamentales que nos han llevado hasta aquí, auténticas responsables del caos que padecemos.

Se centran en Angel Yuste como destilado de todos los males, y cuál es el fin, que en algún momento el Srl Yuste, dimitirá, se retirara, lo cesaran, o lo ascenderán y podrán atribuirse el cambio de personal a sus acciones, presentándose como salvadores de un mal en el que son coparticipes por omisión. Que no esté Angel Yuste al frente de prisiones no representa cambio alguno en las políticas que padecemos, con lo cual se movilizan no para cambiar las políticas que nos generan problemas sino para evitar que el Ministro tenga problemas con el colectivo penitenciario, desviando el foco de atención.

No es nueva su estrategia, es su naturaleza sindical, lo han hecho en más ocasiones, cada vez que hay problemas aparece el discursos super-radical que desmoviliza al personal y nos lleva al punto de salida, cambiarlo todo para que no cambie nada.

Y finalmente, también hay buenas noticias en el panorama laboral penitenciario, un cambio generacional, acumulando desprecios y marginación, ha dado un paso al frente para reivindicarse como sujeto y no espectador de las condiciones laborales que padecemos. Un movimiento transversal de personal funcionario aglutinado en torno a las siglas FPU ha traído un soplo de aire fresco a la dialéctica sindical. Es cierto que hay buenas dosis de ingenuidad, que les falta propuesta y falta de formación sindical, que en su interior hay lobos de organizaciones sindicales que los ven como un problema que intentarán romperlos desde dentro. Pero también es cierto que han dinamizado el esclerotizado mundo sindical penitenciario, que se han convertido en un factor de presión y exigencia al orden sindical establecido. En definitiva es el único elemento novedoso sobre el escenario que siempre se ha repetido para quedar siempre con menos derechos y menos condiciones laborales.


Con estos tres bloques tan dispares se debe de poner sobre la mesa si hay algún objetivo común que permita hablar de unidad sindical y para conseguir que.

Tanto la Plataforma Sindical Mayoritaria como FPU, han hecho llamamientos a la unidad a USO-Acaip, que han encontrado o el silencio o el rechazo en encuentro bilaterales por parte de éstos últimos.

La unidad sindical es una herramienta poderosa, significa que todo el colectivo esta unificado por un objetivo común, y que sus acciones pueden modificar políticas y decisiones del Ministerio, es decir la unidad no es algo para sí misma, es una herramienta para conseguir objetivos que nos beneficien a todos.

Con Unidad Sindical y Movilización  se pueden ir cambiando cosas de un modo estratégico. Pero aunque la unidad sindical es una necesidad los objetivos de cada parte la hacen prácticamente imposible.

Para ello USO ha puesto barreras artificiales para su salvaguarda, con las que intentar lavar su imagen en las plantillas por no querer unidad sindical, no ha hecho como es natural en todo este tipo de alianzas, buscar lo que une y dejar para la acción de la organización lo que separa. USO-Acaip ha puesto sobre la mesa lo que separa para evitar trabajar por lo que une, es decir, sus objetivos no van a conseguir cambias de las condiciones laborales, sus objetivos se dirigen a conseguir una mejor posición de sus intereses sindicales.

La evidencia es que no cuestionan la política penitenciaria del Gobierno, sino a un quemado Yuste, cuya remoción de prisiones no tendría efecto alguno. Y en un segundo nivel construyendo una nueva propuesta “veleta” pues solicitan pasemos a Justicia cuando ellos mismos pidieron pasar a Interior.
Nada dicen de como conseguir OEP, fin agresiones, concursos…hasta ahora su autoproclamado sindicalismo mayoritario no ha servido para evitar la degeneración de la Institución y la degradación de las condiciones laborales, se van a poner a trabajar ahora para que eso no sea así. No parece muy serio, puede servir para lanzar consignas sectarias, y dividir al colectivo, pero no para alcanzar nada. Solo para conseguir una OEP extraordinaria, o para frenar las agresiones, ya merecería la pena la Unidad Sindical.

La unidad sindical sirve para conseguir derechos y recuperar los arrebatados, solamente para eso, para defender los derechos del colectivo penitenciario.

Pero como se trata de jugar a la política que dictan los partidos a sus intereses, de que no haya una contestación fuerte del personal penitenciario que cuestione al Gobierno, y de cambiar derechos colectivos por prebendar particulares para la organización sindical, la Unidad Sindical es una quimera. Es una necesidad objetiva, pero es un sueño imposible, porque alguien se ha empeñado en caminar en la dirección contraria a los intereses del colectivo

Solo una reacción firme de la afiliación de USO-Acaip exigiendo Unidad Sindical, construida sobre lo que nos une, puede cambiar el drama del colectivo penitenciario.

No hay tiempo para el teatro en #sosprisiones es tiempo de unidad y Movilización





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