martes, 12 de abril de 2011

EN PRISIONES, SINDICALISTAS DE SALON

El panorama sindical en prisiones es tan árido como el corazón del Sahara, tenemos un sindicalismo de vodevil, que se mueve a golpe de panfleto, se alimenta del rumor, apesebra en las fuentes de Alcalá y dormita en los regazos de las direcciones de los centros.

Estamos acostumbrados a la liturgia de una retórica convulsiva en las relaciones entre los sindicatos, la cual parece brotar de la más brutal de la confrontación, donde el eje del disparo es el otro sindicato y no la Administración, pero la realidad es bien otra, como corresponde a todo vodevil que se precie, no hay duda que esta puesta en escena es para complacer al populacho que desde el anfiteatro pide sangre y arena, pan y circo para que las cosas permanezcan como están, “yo hago como que disputo contigo”, “los dos hacemos como que nos enfrentamos a la Administración” y la Administración y los directores hacen como que nos escuchan.

La farsa sindical puede corresponderse, justificarse, o hasta motivar, la farsa en las relaciones laborales que se dan día a día en las prisiones. Tenemos una Administración penitenciaria hipertrofiada, gestionada, obvio, no por los más listos de la clase, y que nos inunda de órdenes, contraordenes, instrucciones, comentarios, notas, advertencias, sugerencias, comentarios, historietas de cómo debemos de realizar nuestro trabajo, eso si, se nos comunica todo con la claridad meridiana de que si se nos ocurre cumplirlas y con ello impedir que los fines de la Institución alcancen el Olimpo mediático tendremos problemas, toda esa retahíla de papeles donde nos dicen hasta cómo y cuándo miccionar, deben de permanecer a buen recaudo en un perdido cajón hasta que un problemilla regimental nos obligue a sacarlas y averiguar porque no se han cumplido y cual ha sido el insolente funcionario que osa no cumplir las ordenes 

En este reino de cinismo y pandereta, el aporte sindical es considerable, su capacidad giratoria en 180 grados del cuello y la manifiesta agilidad en desvío de mirada les hace campeones de moverlo todo para que nada se mueva. Nos tienen embaucados contándonos películas cada día, cuyo final ya sabemos porque por lo general no aciertan una, pero seguimos dándoles crédito, hace “lo que pueden” con el hacinamiento, la falta de personal, el clientelismo, comisiones servicio, cierre de centros, la agresiones, nuestra lamentable imagen pública…

El ejemplo más claro, es el llamado proceso de movilizaciones, que la “plataforma unitaria” nos vendió meses antes de las elecciones, no íbamos a parar hasta que se nos respetase y se cumpliese lo pactado. Al final quitando la manifestación en Madrid que estuvo bien, no ha habido continuidad, no hay movilización y en los centros da la risa como rinden pleitesía a las direcciones. Bueno total ya han pasadolas elecciones, salvo aqui en Madrid

Y en este tan lamentable como decadente proceso no se salva ninguna sigla, con retoricas diferentes todos hacen lo mismo, mantener el estableishment y seguir vendiéndonos motos con su circo, da lo mismo, los de clase, los profesionales, solo de prisiones, de grupo, de casta…de lo que queramos, todos nuestros sindicatos hacen lo mismo, mercadean los cursos, mienten y manipulan a las plantillas, hacen el juego a la Administración y nos deleitan con algún teatrillo entre ellos de vez en cuando.

También como en el corazón del desierto hay oasis, compañeras y compañeros, de todas las siglas que se creen lo que hacen y se comprometen dando la cara contra el actual estado de abandono que tenemos los funcionarios de prisiones, pero que como  los oasis solo son un soplo de aire fresco en medio de un océano de ardiente calor

Tampoco nos podemos engañar, necesitamos sindicatos, sindicatos fuertes y comprometidos, hoy más que nunca, hoy que están atacando los servicios públicos y que nuestro futuro está en riesgo, hoy más que nunca necesitamos de los sindicatos en prisiones.

Tal vez deberíamos de preguntarnos, si realmente no tenemos los sindicalistas y los sindicatos que nos merecemos. No participamos de la vida interna del sindicatos; pagamos nuestra cuota para que nos resuelvan nuestras cosas, las nuestras, igual que pagamos al del taller para la revisión; nos cuesta movernos; lo de dar la cara, para eso pagamos las cuotas,…

Tenemos que ser autocríticos, pero necesitamos con urgencia una regeneración sindical, lo que tenemos no sirve, esta viejo y es incapaz de responder a las nuevas necesidades

Y todo pasa porque nosotros funcionarios y funcionarias de prisiones nos creamos protagonistas de nuestra propia historia y exijamos responsabilidad y cambio actitudes y acciones en cada una de las organizaciones sindicales en las que nos encontremos siguiendo nuestro buen saber o acomodo




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