miércoles, 24 de enero de 2018

¿EQUIPARACIÓN EN PRISIONES?

El Gobierno espasmódico, nihilista e indolente entre los aciertos que se ha encontrado en su devenir está el de haber sido capaz de hacer creer a sectores funcionariales del Ministerio del Interior que compartían con ellos la necesidad de equipararles con los malvados catalanes.

Estimularon la creación de espacios antisindiclaes para dar recorrido al icono creado, entre esas fuerzas de seguridad a las que les vienen negado el pan y el sal de los derechos, el mismo gobierno que les deja sin chalecos, si salarios, que les deja vivir en mugrientas casa o les impide sindicarse para defender sus derechos les dice que está con ellos para acabar con los “privilegios” autonómicos.
Y no hay posible discusión que existe una pléyade de fervientes que no solo creen el tramposo compromiso sino que hacen de él palabra para la liturgia contra los espacios que han puesto límites a la soberbia y arrogancia que ha campado por los ministerios y Gobiernos empleándose a fondo contra los empleados de lo público.

Esta alienación de los parias del Ministerio de Interior, en términos Aquinianos da paso al sonrojo y la chanza cuando por las calles de Barcelona se les ve pasear cogidos de la mano los que quitan los derechos con los que los pierden, y todo gritando al unísono que quieren derechos y equiparación.
En prisiones, sin llegar tan lejos, también existen sectores que necesitan sentirse alienados, que buscan ansiosamente un espacio público para afirmarse en la necesidad de perder derechos, para poder excomulgar a los demonios que no dominan, los demonios de la defensa colectiva y lo sindical.
Probablemente por falta del esencial (financiación) alimento nutricio de este tipo de movimientos, y tal vez también por el indomable espíritu de lo individual existente en el colectivo penitenciario, no dejan de ser un folclórico grupo en red que monitorizan cual papagayos las creaciones de terceros.
La palabra equiparación ha saltado al ruedo laboral hispano como espantajo con el que aventar los males con el que sistema castiga a los sufridos asalariados, sean funcionarios u obreros de la cadena de montaje.

La equiparación es una ornacilla donde depositar las plegarias de los que no tienen el coraje de defender lo suyo,  es un canto para que el destino provea mejoras a una vida que camina hacia lo abrupto, pero como todo icono no tiene  mayor valor que el del desahogo y el llanto.
Defender la equiparación con “Cataluña” en prisiones es defender el engaño con la ensoñación del personal penitenciario.

Inicialmente porque es un mero instrumento de propaganda política de la lucha por el Gobierno entre la derecha, entre Cs yPP. Nadie en su sano juicio puede esperar que los que defienden seguir recortando, privatizando van a traer más derechos bajo la bandera de la equiparación.

Pero pasando al terreno de lo práctico la equiparación entraña una nueva estafa, con la promesa de posibles y ulteriores ventajas económicas, se ratifican presentes e incontestables renuncia de derechos, de jubilación, sociales, ectra.

La equiparación en prisiones además de esa renuncia de derechos, como puede ser el retraso de la jubilación, entraña dividirnos más aun como colectivos, pues ya inicialmente dejamos fuera al personal de oficinas o al personal laboral, que probablemente complazca a quienes tienen frustrada vocaciones policial, pero que como colectivo es una regresión brutal que no deja sin contenido funcional ante la privatización, convertir las prisiones en algo puramente de vigilancia, nos equipara, pero con la vigilancia privada, por lo que el paso natural es evidente,.

La estrategia desarrollada por los cuatro sindicatos representativos es la más inteligente, luchar porque tengamos reconocimiento como servicio público esencial y se homogenicen las condiciones salariales de las categorías con independencia de los centros.

Solo tiene un problema, se llama CSIF, que además de ser el brazo tonto del Gobierno, trabaja hábilmente para romper cualquier respuesta contra las políticas de recortes, impulsa todo lo que sea romper la frágil unidad y promoverá la división sindical entre el colectivo penitenciario sin ningún escrúpulo.


Los próximo días veremos esos movimiento para entronar a mayor gloria de Montoro, ya lo hicieron con el protocolo agresiones y lo repetirán

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